martes, 23 de febrero de 2010

Mi quinta obra de teatro escolar

Algo muy grave va a suceder en este pueblo

(Adaptación del cuento homónimo de Gabriel García Márquez)


Acto I
Escena I


(El escenario muestra a la derecha, en primer plano, el comedor de una modesta casa de pueblo, donde Doña María prepara el desayuno. En segundo plano hacia la izquierda, se ven los frontis de un salón de pool y una carnicería, entre otros locales comerciales).

DOÑA MARÍA: Ay, niños, apúrense, si no quieren llegar tarde. Ya son más de las 8 de la mañana.

(Dámaso y Paula ingresan apurados al comedor y toman asiento para desayunar. Después de sentarse y beber un poco de café.)

PAULA: Pero, ¿qué pasa, Madre? Tienes una cara horrible, parece que no hubieras pegado los ojos en toda la noche.

DÁMASO: Es verdad, mami, ¿estás enferma?

DOÑA MARÍA: No sé, he dormido muy mal y he amanecido con el presentimiento de que algo horrible, algo muy grave va a suceder en este pueblo.

(Los hijos ríen al unísono)

DÁMASO: Pero mamá, eso que acabas de decir parecen cuentos de vieja.

DOÑA MARÍA: ¡No te rías así. Insolente!, Mira que realmente estoy asustada, porque lo que he presentido, lo he sentido muy fuerte aquí en mi pecho.

PAULA: ¿Y no te ha dejado dormir?, ¿Tanto así?

DOÑA MARÍA: Así como lo oyes.

DÁMASO: (Levantándose de su silla) Pucha, mamá, cuídate no más, porque realmente tienes cara de enferma.

DOÑA MARÍA: Es tan fuerte este presentimiento que tengo. Pareciera ser una certeza. Pareciera que ya viví esto, pero no sé realmente qué es lo que le va a ocurrir a este pueblo. He intentado quedarme dormida para encontrar la respuesta en el sueño, pero nada… No logro recordar nada… bueno, pero vayan…, vayan a sus deberes.

PAULA: (Dándole un beso en la mejilla) Pucha, mamá, me dejas más que preocupada. (Se aleja) ¡Qué te mejores!

(Los hijos salen…)


Escena 2

(Frente a los frontis de varios locales comerciales, entre los que se aprecia un salón de pool y una carnicería. Cuatro amigos conversan a la salida del salón de pool)

AMIGO 1: (Ríe y hace girar en el aire una moneda) Todavía no sé cómo pude ganarle esta moneda a Dámaso.

AMIGO 2: Sí, oh. Echar esas bolas en carambola era sencillísimo.

AMIGO 3: Es verdad. Hasta yo, que tengo tan mal “punto e’ bola” lo hubiera podido hacer… (ríe)… si era cuestión de soplar y caían las dos bolas… (preguntándole a Dámaso) Pero ¿qué te pasó?, ¡cuenta! si era cuestión de soplar… (ríe).

DÁMASO: Es cierto, pero… lo que pasa es que me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana, sobre algo grave que va a suceder en este pueblo.

AMIGO 2: ¿qué te dijo?

DÁMASO: Me dijo que algo grave va a suceder en este pueblo…, pero me lo dijo con tal convicción que hasta me asusté.

AMIGO 3: Pero, ¿te dijo qué tipo de cosas van a suceder?

DÁMASO: No, solamente que es algo muy grave.

AMIGO 1: Oigan, chiquillos, ahí viene mi mamá.

DÁMASO: (Con cara de preocupación) ¡Buenos días señora Emilia!

EMILIA: ¡Buenos días, niños! (a su hijo) Oye, ¿y qué le pasa a tu amigo, que tiene esa carita?

AMIGO 1: Naaa…. ¿sabes, mamá?, le gané esta moneda a Dámaso, porque es un tonto.

EMILIA: ¿Y por qué un tonto?

AMIGO 1: Naaa… porque no pudo hacer una carambola sencillísima, estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy preocupada porque algo muy grave va a suceder en este pueblo…

EMILIA: Oye, no te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen. (Mira su reloj pulsera y exclama). ¡Pero qué tarde se ha hecho… y aún no he comprado la carne para el almuerzo! (Camina hacia el carnicero que limpia el frontis de su local con un plumero).

CARNICERO: (Muy galante y atento) ¡Caseriiitaaa, dieciocho los ojos que la ven! ¿En qué me la puedo servírmela?

EMILIA: (Avergonzada y coqueta) Ay, usted que es pesado, Don Rolo. Oiga, antes que vaya a escucharlo su señora, véndame un kilo de carne, será mejor…

CARNICERO: ¿Pa’ la cacerola, caserita? (Entra en su local. Le hace un gesto con la mano invitándola a entrar). Pase no más, si no la voy a morderla.

EMILIA: (Quien se queda afuera de la puerta) Aquí afuerita no más, don Rolo, mire que usted es medio frescolín.

CARNICERO: ¿Un kilo, me dijo, caserita?

EMILIA: Si pues, don Rolo… (lo piensa un poco, rascándose la cabeza y mirando hacia atrás, donde conversan los muchachos) No, ¿sabe? Mejor véndame dos kilos, mire que andan diciendo que algo malo va a suceder en este pueblo y es mejor estar preparada…

CARNICERO: (Saliendo de su local y entregándole el paquete) Ya, caserita. ¿Cuándo voy a tener la dicha de verla nuevamente?

EMILIA: Quién sabe, pues, Don Rolo…, como las malas lenguas andan diciendo que van a suceder cosas graves. (Despidiéndose con la mano) Una nunca sabe...
(Se va, pasando a buscar a su hijo a quien le hace un gesto para que se acerque).

(Llega una nueva dueña de casa y coquetea con Don Rolo, quien se queda en la puerta de su local)

AMIGO 1: (A regañadientes) Pero, mamaaaá, si ya estudié para la prueba… (sale de escena).

AMIGO 3: Este es más mamón…

DÁMASO: ¿No crees que, solamente, su madre está tratando de enseñarle a tener responsabilidad?

AMIGO 2: Bueno chiquillos, yo me voy… (mirando a Dámaso y hablando con ironía) como van a ocurrir cosas terribles… (se va riendo).

DÁMASO: (Persiguiéndolo, sale de escena) A ver si te pillo….

CARNICERO: (Ingresando a su local, habla desde la puerta) Oiga, caserita, mejor lleve tres kilos. Mire que hasta aquí está llegando la gente y diciendo que algo malo va a suceder en este pueblo. En serio, oiga, ya se están preparando y comprando todo tipo de cosas.

CLIENTA: Mire, yo tengo cinco hijos, así es que, mejor, véndame seis kilos de carne.

CARNICERO: En seguida mi dama. (Entra y grita cantadito, desde el interior) Salen seis kilos de carneeee…

(La clienta mira para todos lados, con preocupación. Cuando sale Don Rolo, toma el paquete bajo el brazo y se despide).

CLIENTA: Ya, pues, Don Rolo, me voy rapidito, no vaya a ser cosa que lo malo que va a suceder me pille en la calle. (Sale)

(Cierre de telón)



Acto II
Escena 1

(En torno a la plaza central del pueblo la gente camina como asustada, temiendo que algo raro ocurra de un momento a otro).

VECINO 1: (Asombrado) ¡Seis vacas…, seis vacas mató Don Rolo en dos días!

VECINO 2: Es que la gente está preparándose porque algo malo va a ocurrir en este pueblo…, (tratando de convencer)¡si la gente no es tonta!

VECINO 1: Es verdad, todo el mundo anda comprando carne de sobra y acapara todo tipo de alimentos, porque dicen que algo malo va a ocurrir en este pueblo.

VECINO 2: (Agitando un diario para darse viento) Oiga, vecino, ¿se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

VECINO 1: ¡Pero si en este pueblo y en verano siempre ha hecho calor!

VECINO 2: (Contrariado) ¿Así como este calor?..., (decepcionado) vecino…, ¿En qué mundo vive, usted? Un calor como este no lo habíamos sentido nunca…

VECINO 1: Pero si son las dos de la tarde y a esta hora siempre ha hecho calor…

VECINO 2: No, vecino, nunca tanto calor como ahora.

(Ingresa otro vecino desde un extremo)

VECINO 3: (Haciendo gestos con la mano para que se acerquen) Oigan, miren, hay un pajarito en medio de la Plaza.

(Se acercan otros vecinos, el grupo es cada vez más numeroso. Poco a poco aprueban lo que dice el Vecino 3, encontrándole la razón)

VECINO 1: Oye, pero ¿qué pasa? Si siempre han bajado a la plaza los pajaritos…

VECINO 2: Sí, pero nunca a esta hora…

(Los vecinos comienzan a intercambiar opiniones a viva voz. Algunos gritan, diciendo que algo malo va a suceder en este pueblo. Otros dicen que tienen ganas de largarse, pero que para eso hay que ser muy valiente)

VECINO 3: Oigan, todos están desesperados por irse, pero hay que ser muy valiente para hacerlo y dejar todo abandonado atrás.

VECINO 2: (avergonzado) Es verdad…

VECINO 3: No sé ustedes, pero yo sí soy macho… Yo me voy, el peligro ya es inminente. (Se da media vuelta y se va)

VECINO 1: Pero éste está tonto, ¿cómo va a abandonar todo lo que le ha costado tener?

VECINO 2: ¿Pero es que no lo entiende?... si algo malo va a ocurrir en este pueblo y cuando eso ocurra yo tampoco voy a estar. Yo también me voy con mi familia.

(Otros vecinos con voces a favor y en contra de la partida, hablan y gesticulan, convenciéndose de irse y quedarse a viva voz).

VECINO 1: Miren, Ño Juan está subiendo los muebles a su carreta.

VECINO 2: Y a sus hijos y su señora…

VECINO 1: Hasta sus animalitos los está amarrando a la carreta.

VECINO 2: Y se va no más…

(La gente –mirando hacia el público- sigue con la mirada a un supuesto vecino que se va del pueblo. Algunos se despiden a lo lejos)

VECINO 2: Pues, si este se atreve, yo también me atrevo.

(Se escuchan algunas voces que dicen: “Y yo”, “Yo también”, “Igual nosotros”, “Yo también”, etc…)(Entran y salen de escena llevando bolsos, muebles, maderas, balde, algunos animales, diciendo frases y oraciones relacionadas con el viaje y la partida desde el pueblo, etc.)

VECINO 2: (Dirigiéndose a un borde del escenario con una antorcha encendida en la mano) Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa (lanza la antorcha fuera del escenario. Inmediatamente comienza a verse luces coloradas simulando el incendio de la casa).

VECINO 4: (Caminando hacia el otro borde del escenario con una antorcha en la mano) Yo tampoco quiero que la mala suerte se apodere de lo que tanto me costó tener (lanza la antorcha y comienzan a verse resplandores colorados. Queda contemplando un rato el incendio y luego cubriéndose la cara, retrocede).

VECINO 1: Por Dios, otros también están quemando sus casas. Esta es una locura (se toma la cabeza con ambas manos y sale corriendo).

(El escenario se ilumina con resplandores rojos y amarillos por doquier durante algunos segundos al son de una música trágica. El pueblo cruza de lado a lado del escenario llevando sus enseres. Todos caminan abatidos, lentos y cabeza gacha)

DOÑA MARÍA: No ven, yo decía que algo grave iba a suceder en este pueblo, pero todos ustedes decían que estaba loca…


FIN
Cierre de Telón

lunes, 25 de enero de 2010

Mi cuarta obra de teatro escolar

“La estación mágica”


Autor: Walton Beltrán Uyevic

PERSONAJES: Don Juan, el jefe de la Estación Ferroviaria.
Don Luis, un portaequipaje.
Doña Isabel, una vendedora de pasteles (“palomita”).
Supervisor 1, jefe de inspección.
Supervisor 2, subjefe de inspección.
Diversos pasajeros y pasajeras, que son sílabas.

ESCENOGRAFÍA: La escenografía muestra un andén de estación ferroviaria. En el fondo se aprecian algunas oficinas, boleterías, restaurante, custodia de equipajes y kiosco de diarios y revistas, además de algunos pasajeros. El plano medio del escenario está cruzado por una línea férrea y en el primer plano el terraplén de un andén.




Escena 1

(En el andén de una estación ferroviaria, se encuentra el Jefe de Estación y el Portaequipaje, que concurre a su primer día de trabajo. También camina una “Palomita”, vendiendo sus tradicionales productos).

Don Luis: ¡Buenos días, don Juan!, ¿Tan temprano y usted por aquí?

Don Juan: ¡Buenos días!... ya ve, pues, el deber me llama, como Jefe de la Estación tengo que estar temprano, porque el primer tren llega a las 7 de la mañana.

Don Luis: Este es mi primer día de trabajo en esta estación, que es la más rara de todas las que conozco, le voy a decir...
Don Juan: Es que esta estación es mágica. Aquí todos los pasajeros y pasajeras son sílabas y como usted sabe las sílabas forman palabras.

Don Luis: Nooo, yo no entiendo mucho de eso, porque no sé qué son las sílabas...

Don Juan: Yo me acuerdo clarito cuando mi profesora de segundo básico me enseñó que la sílaba (con aire docto) es una letra o un conjunto de letras que se pronuncian de una sola vez.

Don Luis: (poniendo cara de intrigado) ¿Quéeeeeeee?

Don Juan: (nuevamente con aire docto, repite) es una letra o un conjunto de letras que se pronuncian de una sola vez.

Doña Isabel: (Entrando desde un extremo de la estación) Chi - le - ni - tooooos, ven - do, chi - le - ni -toooos.

Don Juan: Eso que viene gritando doña Isabel son sílabas.

Don Luis: O sea, que las sílabas son pasteles....

Don Juan: No pues, lo que le quiero decir es que la forma como doña Isabel viene gritando sus productos, es separando las palabras en sílabas, las que pronuncia de una sola vez.

Doña Isabel: (Todavía lejos) Chiiii - leeee - niiii -toooos, veeeen - dooo, chiii - leeee - niiii - toooos.

Don Luis: Ahora caigo, o sea que la palabra (mientras cuenta con los dedos cada sílaba) “chiii-leee-niii-tooos” tiene cuatro sílabas (mostrando los cuatro dedos).

Don Juan: Muy bien don Luis, veo que aprende rápido...

Don Luis: Oiga y ¿por qué en esta estación los pasajeros o pasajeras, mejor dicho, son sílabas?

Don Juan: Es que ésta es la última estación antes de llegar al diccionario, donde quedan almacenadas las palabras para siempre, para ser consultadas cuando cualquier persona tenga dudas. Entonces aquí tenemos que fijarnos bien que se vayan bien ordenaditas.

Don Luis: Y ¿cuál se supone que es mi pega?

Don Juan: Usted es el portaequipaje pues, y tiene que entregarle el equipaje que llevan algunas sílabas.

(Doña Isabel se acerca y comienza a escuchar la conversación)

Don Luis: ¿Equipaje?, ¿Cuál equipaje?

Don Juan: Sí, y el equipaje que llevan algunas sílabas...., sólo algunas, se llaman tildes.

Don Luis: ¿Tildes?

Don Juan: Sí, es una rayita que se pone sobre la vocal de la sílaba que se pronuncia más fuerte.

Doña Isabel: Ese es el acento, pues, cualquiera sabe eso...

Don Juan: Permítame decirle doña Isabel que usted está equivocada. El acento y la tilde son distintos. El acento es un golpe de voz y la tilde es una rayita que se dibuja sobre la vocal de una sílaba, para mostrar cuál es la sílaba que se pronuncia más fuerte dentro de una palabra.

Don Luis: Ya me di cuenta que acento y tilde, entonces, no son lo mismo...


(se cierra el telón)


Escena 2

(Antes de que se abra el telón, se ubica en el andén un tren, con un total de cuatro vagones, cada uno de los cuales irá recibiendo a un pasajero o pasajera).

Don Juan: (gritando en todas direcciones) Pasajeros a bor - doooo. El tren está listo para partiiiir...

(Cuatro sílabas se despiden de familiares y ocupan sus respectivos vagones. Doña Isabel les ofrece sus productos a los viajeros).

Don Luis: (Lamentándose) ¡¡Diablos...!!, este es mi primer día de trabajo en esta estación y ya se me olvidó a qué pasajero o pasajera (lo muestra al público) debo entregarle este equipaje llamado tilde.

Don Juan: ¿Algún problemita don Luis?

Don Luis: Si pues, imagínese que me descuidé, se me subieron todos los pasajeros y pasajeras al tren y me quedé con este equipaje llamado tilde, y no sé de quién es...

Don Juan: Entonces estamos en un serio problema, porque el tren está por partir y las palabras no pueden llegar mal escritas al diccionario.

Don Luis: ¡Oh! ¿Y ahora quién podrá ayudarme? (Deja pasar algunos momentos, mirando a ambos lados del andén) ¡Oh, ¿Y ahora quién podrá ayudarme?

Doña Isabel: Si me permite, yo podría...

Don Luis: ¿Usted?, ¿Está segura?, ¿Usted sabe de estas cosas?

Doña Isabel: En realidad, no soy profesora, soy una modesta “Palomita” que vende pasteles, pero me acuerdo de cuando iba a la escuela, que nuestro profesor nos enseñó unas reglas para saber ponerle las tildes a las palabras...

Don Luis: (Con aire de desesperación y súplica) Sí, sí... pero ayúdeme ahora, que es urgente, porque el tren ya se va...

Doña Isabel: (Tomando el paquete, le pregunta a cada uno de los pasajeros partiendo por el primer carro hacia el último) Buenas tardes, usted ¿cómo se llama?

Pasajera/o 1: Yo me llamo “Cons”.

Doña Isabel: (se dirige al segundo carro) Buenas tardes, usted ¿cómo se llama?

Pasajera/o 2: Yo me llamo “ti”

Doña Isabel: (se dirige al tercero) Buenas tardes, usted ¿cómo se llama?

Pasajera/o 3: Yo me llamo “tu”

Doña Isabel: (se dirige al último carro) ¿Y usted, el del último vagón, cómo se llama?

Pasajera/o 4: Yo me llamo “ción”.

Doña Isabel: Oiga, entonces tome, éste es su equipaje...

Pasajera/o 4: Es verdad, ya se me olvidaba y este equipaje es muy importante para mí. Si no lo llevo capaz que no me admitan en el diccionario. Muchas gracias...

Don Juan: (Con un grito largo) Se vaaaaaa el treeeeeen... (El tren comienza a desaparecer por un extremo del andén).

Don Luis: (Dirigiéndose a Doña Isabel) ¿Cómo lo supo, cómo lo supo?

Doña Isabel: Fácil don Luis, porque el pasajero del último carro era el que llevaba más peso en la pronunciación, era la que se pronunciaba más fuerte y además era una sílaba que terminaba en la consonante “N”, por lo tanto, era la que llevaba el equipaje.

Don Luis: No entiendo mucho, pero me he dado cuenta de que hay muchos trenes que llevan el pasajero más pesado en el último carro.

Doña Isabel: Bueno... esos trenes siempre se llaman “agudos” y cuando el último pasajero termina en “ENE”, en “ESE” o en una “Vocal”, siempre lleva el equipaje.

Don Luis: Ah, así como en (contando cada sílaba con los dedos) “in – va – sor”, que termina fuerte en el último carro.

Doña Isabel: Pero, ¡no pues!, Don Luis, no ve que “in – va – sor” termina con erre. Le dije y apréndaselo muy bien, solamente llevan equipaje en el último carro cuando terminan con “ENE”…

Don Luis: (interrumpe) Como en la palabra (contando con los dedos) “ca – ñón”.

Doña Isabel: Ahí sí, pues Don Luis. Y cuando terminan en “S”…

Don Luis: (interrumpiendo, pero sintiéndose más seguro y contando con los dedos) Como en la palabra “can – ción”.

Doña Isabel: (enojándose) Con “S” le dije…

Don Luis: Oh, perdón, como en (siempre contando) “a – pren – de – rás”.

Doña Isabel: Bien, y por último, cuando termina en alguna “vocal”.

Don Luis: (demostrando completo dominio y haciendo gestos amanerados al contar cada sílaba) Como en “co – li – brí”.

Doña Isabel: Ve que aprendió, ahora ya puede realizar su trabajo (se retira del escenario por un costado).

Don Luis: Muchas gracias Doña Isabelita, (aparte) y ahora que vengan no más estos trencitos… (y se va repitiendo y moviéndose exageradamente) “ca – ñón”, “a – pren – de – rás”, “co – li – brí”.

(se cierra el telón)


Escena 3

(Antes de que se abra el telón, se ubica en el andén un tren, con un total de tres vagones, cada uno de los cuales irá recibiendo a un pasajero o pasajera. Los pasajeros se pasean por el andén y se despiden con abrazos y pañuelos).

Don Luis: (“canchero” y dirigiéndose al público) Chiiisss, está pega es papita. Mientras ustedes se descuidaron, llegaron dos trenes más. El tren (contando con los dedos) “mo – ni – tor”, pero ese no llevaba equipaje…, no ven que terminaba en “ERRE”, y después llegó el tren (con los dedos) “re – ve – la – ción” y a ese sí que le puse el equipaje en el último carro. Así que ahora, vamos a ver éste, que llegó hace unos minutos.

Doña Isabel: (a los lejos) “Chiii – leee – niiii – tooos, veeen – dooo”.

Don Luis: (todo canchero) Usted, ¿Cómo se llama?

Pasajera/o 1: ¿Yo?, yo me llamo “Di”

Don Luis: (caminando hacia el siguiente vagón) y usted, ¿Cuál es su nombre?

Pasajera/o 2: Mi nombre es “fí”.

Don Luis: (caminando hacia el último vagón) y usted, ¿Cómo se llama?

Pasajera/o 3: Mi nombre es “cil”.

Don Luis: (mientras cuenta con sus dedos) “Di”, “fí”, “cil”. ¿Difícil?, Oh, oh, esto sí que está peludo. Difícil, difícil… si ni siquiera termina fuerte en el último vagón, (dirigiéndose al público) el problema es que yo aprendí solamente a entregarle el equipaje al último pasajero, cuando la palabra es “aguda” y termina con “ENE”, con “S” o con “Vocal” (pone cara de acongojado).

Doña Isabel: (acercándose) ¿Algún problemita Don Luis?, usted no tiene buena cara.

Don Luis: (mirando a ambos lados, para evitar que el jefe de estación se entere) Resulta Doña Isabelita, que me llegó un tren con tres vagones, (como contando una infidelidad)… pero resulta que su último pasajero no es el más fuerte, sino el penúltimo.

Doña Isabel: ¿El penúltimo?

Don Luis: El penúltimo, sí, el penúltimo.

Doña Isabel: ¿Y cómo se llama el último pasajero?

Don Luis: Esteeeee, (rascándose la cabeza) a ver, se llama “cil”. El tren completo se llama (contando con los dedos) “Di – fí – cil”.

Don Juan: (desde un extremo de la Estación) “Vaaaa – moooo – noooos, se va el treeen” (el tren comienza a irse poco a poco).

Doña Isabel: (arrebatándole el equipaje a Don Luis y dirigiéndose al penúltimo pasajero) ¡¡oiga, tome, tome, este equipaje es suyo!!

Pasajera/o 2: Muchas gracias, es usted muy amable, gracias, gracias…

Don Luis: Muchas gracias otra vez Doña Isabelita, pero ¿cómo lo supo?

Doña Isabel: Fácil, pues, don Luis. Todas las palabras que se pronuncian más fuerte en la penúltima sílaba se llaman palabras graves. Y las palabras graves llevan tilde solamente cuando no terminan en “ENE”, en “ESE” o en “Vocal”.

Don Luis: ¿Todo lo contrario que las agudas?

Doña Isabel: Claro, las agudas llevan tilde cuando TERMINAN en “ENE, “ESE” o “Vocal” y las graves llevan tilde cuando NO TERMINAN en “ENE, “ESE” o “Vocal”.

Don Luis: (sorprendido y mirando al público) Michhh…

Don Juan: (acercándose muy serio) ¿Algún problemita, por aquí?

Don Luis: No, no… ¿cierto que ningún problema Doña Isabelita?

Doña Isabel: (sólo levanta los hombros y se hace la desentendida).

Don Juan: Qué raro, mire que me pareció que el último equipaje fue entregado un poquito tarde, eh…

Don Luis: No, pues, imaginación suya no más, pues don Juan, todo controlado.

Don Juan: Muy bien, entonces, continúe con su trabajo, pero recuerde que lo estoy supervisando…

Don Luis: (dirigiéndose a Doña Isabel) Oiga Chabelita, de la que nos escapamos…

Doña Isabel: (sorprendida y recriminándolo) Mírenlo, bien patudito el hombrecito, ehh. Primero me intenta hacer mentir, después me dice “Chabelita” y después me dice: ¿de la que “NOS” escapamos? Mire, el problema es suyo, el muy patudo, así es que vamos a ver cómo se las arregla de ahora en adelante. (alejándose) Me parece que a alguien lo van a despedir del trabajo…

Don Luis: Oiga, pero…, oiga, discúlpeme, si no era por ser roto ni pasa’o pa’ la punta. Si era por puro cariño no más.

Doña Isabel: Mmhh, ¡Váyase con cuidadito conmigo, porque yo soy UNA DAMA! (se aleja del andén).

Don Luis: (guiñando el ojo y dirigiéndose al público) Igual está harto linda… (suspira) parece que me estoy enamorando… (dirigiéndose a la “Palomita”) Espéreme Doña Isabelita, necesito que me enseñe a pasar el equipaje en los trenes que son palabras graves. Enséñeme las graves, Isabelita…, Isabelita… enséñeme las graves que me lo explicó muy rápido...

(se cierra el telón)

Don Luis: (asomándose por entre el telón y dirigiéndose al público) Oigan, ¿alguno de ustedes sabe como se tildan las graves? (espera respuestas) No po’h, levantando la manito pues, que así no se entiende nada. (escucha varias opiniones) Mehh, parece que ustedes no saben nada, (guiñando un ojo al público) mejor me voy a preguntarle a mi Chabelita.

(desaparece detrás del telón)


Escena 4

(Llegan dos supervisores, vestidos de traje oscuro. Uno de ellos lleva un maletín y el otro una carpeta en la que está escribiendo observaciones que hace el primero acerca de la estación. La “Palomita” se encuentra a un costado del andén, mientras que Don Luis, se ubica en el otro extremo y está barriendo)

Supervisor 1: (dirigiéndose al Nº 2) Andén bastante limpio y ordenado.

Supervisor 2: (anotando en su carpeta) Andén bastante limpio y ordenado.

Supervisor 1: (dirigiéndose al Nº 2) Papeleros suficientes.

Supervisor 2: (anotando en su carpeta) Papeleros suficientes.

Supervisor 1: (acercándose a Don Luis) Buenos días, ¿Usted qué hace aquí?

Don Luis: Mehh, la preguntita, estoy barriendo, pues ¿acaso no me está viendo?

Supervisor 1: No pues hombre, me refiero a cuál es su función en esta estación.

Don Luis: (dirigiéndose al público) Función, Estación, este habla con puras palabras agudas.

Supervisor 1: ¿Cómo dice, hombre?

Don Luis: Na’, que yo soy el portaequipajes.

Supervisor 2: Para que usted sepa nosotros somos los supervisores de la Empresa de Ferrocarriles. Andamos supervisando que todos sepan hacer su trabajo o si no se van despedidos.

Don Luis: (dirigiéndose al público) ¡Ahh, miércoles, hasta aquí no más llegaste poh Luchito…

Supervisor 1: Bueno, bueno, no perdamos más el tiempo. Respóndame claramente. Si le llega un tren que se llama “Co – li – flor”, le entrega o no le entrega equipaje.

Don Luis: Esteee, esteee (moviendo las manos nerviosamente).

Supervisor 2: Bueno, ¿sabe o no sabe?

Don Luis: Chíiiis, si esa es muy fáaaacil, poh. Mire (contando con los dedos) “Co – li – flor”, el pasajero que se pronuncia más fuerte está en el último carro, por lo tanto es un tren agudo y como el último pasajero termina con “ERRE”, (haciéndose el suficiente) ¡Ni jodiendo le entrego un equipaje, porque no necesita!, No ve que solamente llevan equipaje si terminan en “ENE”, “ESE” o “Vocal”.

Supervisor 1: Bien, bien, ¿y si el tren se llama “Co – rre - rás”?

Don Luis: Saaahh, pero ¿cómo tan fáaacil? A ese sí que le entrego el equipaje, no ve que también es un tren agudo, y termina en “ESE”. Tírese otra, poh, tírese otra, pero un poquito más difícil, (haciendo gestos de suficiencia) usted sabe…

(Doña Isabel se ha acercado lo suficiente y comienza a estirar la oreja para escuchar, pone cara de preocupada. Queda a las espaldas de los supervisores).

Supervisor 1: ¿Y si el tren se llama “Do – min – go”?

Don Luis: (haciendo gestos de enfado y contando con los dedos) “Do – min – go” tiene el pasajero más fuerte en el penúltimo carro, o sea que es un tren grave, y termina con “Vocal”, o sea que no le entrego equipaje, porque las agudas terminadas en vocal llevan equipaje, pero las graves terminadas en vocal no llevan equipaje.

Doña Isabel: (sólo le hace un gesto de aprobación, con su pulgar hacia arriba, sin que la vean los supervisores).

Supervisor 2: ¿Y si el tren se llama “Bo – lí – var”?

Don Luis: Meehh, pero ¿por qué tan fáciles las preguntitas?, si el tren se llama (contando con los dedos) “Bo – lí – var” el pasajero más fuerte es el penúltimo, por lo tanto es un tren grave… y termina con “ERRE”. Ahh, a ese sí le entrego el equipaje, no ve que solamente no llevan equipaje las graves que terminan en “ENE, “ESE” o “Vocal”. Terminando en cualquier otra letra, lo trenes graves llevan todos equipaje.

Doña Isabel: (nuevamente le hace un gesto con el pulgar hacia arriba).

Supervisor 1: ¿Y si el tren se llama “Ma – te – má – ti – cas”.

Don Luis: Psss, (contando con los dedos) “Ma – te – má – ti – cas”, (repite poniendo cara de sorprendido) “Ma – te – má – ti – cas”. (Dirigiéndose al público) Oh, oh, el pasajero más fuerte está ubicado en el antepenúltimo carro, oh, oh. (haciendo “pucheritos”) Hasta aquí no más llegaste Luchito…

Doña Isabel: (haciéndole musarañas para que la mire Don Luis) Esa es una palabra “Esdrújula” y todas llevan equipaje.

Don Luis: (haciéndole gestos de que no escucha bien)

Doña Isabel: Es “Esdrújula”.

Supervisor 1: ¿y bien…?

Don Luis: Es “Estrújala.

Supervisor 2: ¿Quéeee?

Doña Isabel: La palabra es “Esdrújula”.

Don Luis: Es una brújula.

Supervisor 2: (elevando el tono) ¿Quéeee?

Doña Isabel: (separando las sílabas) Es – drú – ju – las.

Don Luis: (se da por derrotado) Está bien, debo reconocerlo. No sé qué hacer en este caso.

Supervisor 2: Jah, otro inútil que sorprendemos. Nuestra empresa debe deshacerse de todos estos inoperantes…

Don Luis: (completamente abatido), Puchas, lo estaba haciendo re bien, pero estas palabras brújulas nunca las había visto…

Supervisor 1: Lo siento mucho, pero no aceptamos excusas. Se me va, inmediatamente.

Don Luis: (agacha su cabeza y se va arrastrando su escoba hasta un extremo del andén donde hay un banco en el cual se sienta).

Doña Isabel: Oiga, disculpe que me meta, pero, si no hay mayor problema, mire, Don Luis ya sabe entregarle equipaje a los trenes “Agudos” y a los “Graves” y eso es lo verdaderamente importante, porque las esdrújulas y las sobre-esdrújulas llevan tilde siempre, así es que no hay ni siquiera qué pensar. Las esdrújulas y las sobre esdrújulas llevan tilde siempre y Don Luis ya sabe reconocer las graves y las agudas, por lo que de ahora en adelante, Don Luis ya sabe entregar todos los equipajes.

Supervisor 1: No sé, no estoy convencido…

Doña Isabel: (corriendo hacia donde Don Luis) Oiga luchito, luchiiitooo, no está todo perdido, Mire, usted ya sabe entregar los equipajes a las agudas y a las graves. También sabe reconocerlas, entonces también sabe cuáles son las esdrújulas y las sobreesdrújulas, porque esas no son ni graves ni agudas ¿verdad?

Don Luis: No sé…, yo soy muy malo para estas cosas.

Doña Isabel: ¡No señor!, ¡no se me eche a morir por un simple error, que un error lo comete cualquiera! Lo importante es aprender de los errores. Mire si usted ya sabe las agudas, y si ya sabe las graves, las esdrújulas y las sobre esdrújulas son todas aquellas que llevan el acento en otro lado y todas ellas llevan equipaje. No importa en qué letra terminen, TODAS llevan tilde, ¿vio que es fácil?

Don Luis: ¿En serio…?

Doña Isabel: Sí, y ahora vaya allá y dígales que le hagan cualquier otra pregunta, porque ya sabe.

Don Luis: Oigan, caballeros, me podrían dar una última oportunidad, que yo ya aprendí…

Supervisor 2: No señor, se va no más, mire que no queremos tener incompetentes en nuestra empresa.

Supervisor 1: A ver, a ver… ¿por qué tan drástico?, ¿no recuerda usted que hace dos años tuve que darle más de una oportunidad para que conservara el trabajo?, ¿parece que tenemos muy mala memoria, eehhh?

Supervisor 2: (agacha solamente la cabeza, avergonzado)

Supervisor 1: (dirigiéndose a Don Luis) A ver, buen hombre, le voy a hacer la última pregunta…

Don Luis: (muy humilde) Diga no más, su Mercé…

Supervisor 1: Si llegara un tren que se llame “Obs – tá – cu – lo”…¿qué haría usted?

Don Luis: (contando en silencio y con los dedos en la espalda, para que lo vea solamente el público) (repite el gesto) Ahhh, esa es una palabra estrujada y yo le entregaría el equipaje, porque todas las palabras estrujadas llevan equipaje…

Supervisor 1: ¿Estrujada ehhh?, Buehh, está bien, a pesar que no sabe decir “Esdrújula”, pero con esto nos hemos asegurado que todas las palabras van a llegar bien escritas al diccionario…

Don Luis: ¿y…?

Supervisor 1: ¿Y qué está haciendo aquí que no se va a trabajar? (sonríe)

(los supervisores se retiran)

Don Luis: (alegre, acercándose a la “Palomita”) Oiga Chabelita, me dejaron en el puesto, conservé el trabajo.

Doña Isabelita: No ve don Luchito que yo sabía que usted podía aprender… (se retira de escenario).

Don Luis: (apoyado en su escoba en medio del escenario, hincha su pecho de satisfacción. Al cabo de unos segundos y dirigiéndose al público) ¿Me dijo Don Luchito, Don Luchito?... (se retira también) Oiga, Chabelita, mi Chabelita…



(se cierra el telón)

FIN

Mi tercera obra de teatro escolar

“Candados y lágrimas”

Autor: Walton Beltrán Uyevic

PERSONAJES: Bastián (joven neonazi)
Roberto (joven neonazi)
Christofer (joven neonazi)
Romina (niña gótica)
Ángel (joven punk)
Magdalena (niña gótica)
Pedro (obrero peruano)
María (empleada peruana)
Santiago (obrero peruano)
David (padre de Bastián)
Elizabeth (madre de Bastián)
Abogado

ACTO I

Escena Primera

(En una calle cualquiera, caminan y conversan Roberto, Bastián y Christofer)

Roberto: Oye, buena onda tu viejo. No te puso problemas pá salir y más encima te dio plata.
Bastián: Con mi viejo no pasa na’, si está más preocupado de sus cosas. Su trabajo, sus amigos y la posición social.
Roberto: Chss, ojalá yo tuviera un papá así. Lo que es a mí me lesean todo el día por los estudios.
Bastián: En cambio a mí nunca me lesean. Mi viejo le dice a mi mamá: “Oye vieja, ¿cómo le va al niño en el colegio?, ¿fuiste ayer a reunión, verdad?, mi mami le dice que tengo un promedio de 6,7 y el viejo se queda de lo más contento. Cree que con pagarme el colegio, ya está lista su tarea de padre.
Roberto: Oye, pero no te lesea. Te deja tranquilo…
Bastián: Ojalá se diera cuenta que de repente necesito que me pregunte cualquier cosa. Cacha que entra a mi pieza y me ve leyendo. Lo único que dice es: “ajá…, lector… igual que su padre” y se va con el pecho hinchado.
Roberto: ¿Y no te ha cachao los libros que leís?
Bastián: Si apenas llega hasta la puerta. A lo más me pregunta si necesito dinero y me deja unas lucas en el velador.
Christofer: A mí mi viejo tampoco me pesca mucho, pero no me deja ni siquiera cien pesos, tengo que moverme algunas monedas con mi vieja, …tú sabís poh, …con los vueltos, no vís que yo soy el niño de los mandaos…
Roberto: No tenís que comentar eso delante del líder, mira que va a decir que eso es robarle a la mamá y tú sabís como se pone, cuando ve que algo no está como debe estar. Es súper puritano de repente.
Bastián: …como debe ser no más, poh.
Christofer: Parece que esta noche va a haber una limpieza, porque andan unos peruanos leseando y esparciendo su olor cerca de la estación.
Roberto: Parece que le van a dar la posibilidad a uno de los nuevos, pa’ que muestre hasta donde es hombre.
Christofer: ¡Cómo mínimo tiene que cortarle la cara a unos dos!
Roberto: Y darles unas buenas patadas por el culo, ja, ja, ja…

(ríen Roberto y Christofer)

Bastián: No sé, tengo un mal presentimiento, como que algo malo va a pasar…
Christofer: Chss, no seai pájaro de mal agüero, poh…
Roberto: Ya llegamos, entremos al tiro que venimos medio atrasados.
Christofer: Espérate, mejor, parece que ya empezó… y él se molesta…

(del otro lado de la puerta se escucha una voz grandilocuente)

VOZ: …y por eso tenemos que deshacernos de toda esa escoria que carcome los pilares de nuestra sociedad. Les sacamos la cresta en la Guerra del Pacífico y ahora se vienen a meter a nuestra tierra, a ocuparle los puestos de trabajo a los chilenos. A estos peruanos de mierda hay que hacerlos salir cagando de Chile. Por la buena, o por la mala.

(se escucha una fuerte respuesta coreada: ¡Heil Hitler!)

(Se cierra el telón)


Escena Segunda

(en otro lugar de la ciudad, en una plaza)

Romina: Oye, ¿verdad que los neonazis te agarraron anoche?
Ángel: No, pero estuvieron a punto. Me habían acorralado, pero pasó justo una ambulancia con las balizas encendidas. Iluminó el lugar. Parece que en un momento creyeron que eran los pacos y alcancé a salir corriendo.
Magdalena: La suertecita…, esa no la contai dos veces.
Romina: ¿Sabís, estoy chata con esta cuestión de la intolerancia?, ¿Por qué no nos dejan vivir tranquilos?, ¿Quiénes se creen que son?
Ángel: ¿De qué intolerancia me hablai?, ¿de la de ellos no más? Si nuestra sociedad está llena de intolerancias, ¿o me vai a decir que eso de contar chistes de maricones o de gangosos, no es una forma de intolerancia?; ¿o cuando nos reímos de los mateos del curso, de las gorditas y los gorditos, de los cuatro ojos, al final, casi todos somos discriminadores e intolerantes, me da vergüenza pensarlo, pero es así…
Magdalena: …y toda la gente acepta esa intolerancia. Se llegan a mear riéndose…
Romina: ¿Sabís? Estaba pensando en los argumentos que estos compadres tienen. Cacha que dicen que los negros son degeneraciones de la raza, pero resulta que el ser humano nació negro, poh, si nació en medio del África, ¡tenían que ser negros!
Magdalena: …y a medida que salieron de África y se desplazaron a Europa se les fue decolorando la piel.
Romina: O sea que se fueron blanqueando, poh.
Ángel: ¿Entonces, los degenerados somos todos los blancos?
Romina: Sí, poh. Los negros son negros y nosotros somos pálidos.
Magdalena: …y así los blancos se creen puros y perfectos. Si hasta Jesucristo, que era entre judío y palestino, debió haber sido morocho y de pelo crespo.
Ángel: Sí, poh, pero siempre lo han pintado con una facha europea…, rubio, de ojos azules y de más de un metro ochenta…
Romina: ¿Sabís que más? Vos cachai que yo soy medio artista pa’ mis cosas. Hace unos días soñé que unos brujos me obligaban a pintar mis telas sólo con un tipo de pintura y por más que me esforzaba, mis telas quedaban mustias…, tristes…, porque no se puede hacer una composición solamente con un color.
Magdalena: …sí pos, comadre. La vida es igual, nada bueno puede salir con un solo color. Ni siquiera con un solo color de piel.
Ángel: ¿y entonces qué pasa con estos giles?
Romina: Yo creo que le tienen miedo a la diversidad.
Ángel: ¿Cómo, miedo?
Romina: Sí, poh.quiera con un soda es igual, nada bueno puede salir con un sno se puede hacer una composici s. monedas con mi vieja, t Cuando tenís varias alternativas en la vida, tenís que jugártela, tenís que competir, y en la competencia podís ganar o perder. ¡Así es la vida! Yo creo que estos compadres son como cobardes, en definitiva, porque se niegan a la posibilidad de competir en un ambiente de diversidad.
Magdalena: Mmm, claro, al haber una sola forma de vida, no enfrentan riesgos…
Ángel: Claro, así nadie puede encontrar a alguien que sea mejor que uno…
Romina: Una vida fome, poh, como pintada con un solo color. Una vida uniformada.
Magdalena: Ángel, ¿tú cachai qué significa la palabra uniformada?
Ángel: En realidad, no, ¿Qué significa?
Magdalena: La misma palabra lo dice, poh, “una sola forma”.
Romina: Como un solo color…

(se cierra el telón)


Escena Tercera

(en las puertas de la Estación, a un extremo de la escena)

Pedro: No, yo no aguanto más, estoy juntando un dinero y me regreso a Lima. Las cosas no se me dieron como yo creía. Este país está avanzando, pero igual cuesta mucho ganarse el dinero. No es como me dijeron que sería.
María: A mí, menos mal que me está yendo regularmente bien. Como vivo en la misma casa de mis patrones, no gasto en habitación ni en comida, así es que puedo ahorrar para mandar a la familia en Arequipa.
Santiago: Yo también creo que me regreso, si lo único que he podido conseguir es trabajo en el campo, pero me pagan muy mal, mucho menos que a los chilenos por el mismo trabajo.
Pedro: Abusan porque no tenemos papeles.

(entran por el otro extremo Roberto, Bastián y Christofer)

Roberto: Allí hay tres, Bastián. Esta es tu oportunidad de mostrarte compadre, nosotros te cuidamos la espalda. Tenís que hacerte famoso. Tenís que pitiarte a estos peruanos.
Christofer: ¿Trajiste tu cadena y tu candado?
Bastián: …pero, es que hay una mujer con ellos.
Roberto: ¿y eso qué?
Bastián: …no pues, no veís que es una mujer.
Roberto: Oiga compadre, no me arrugue pues, no veís que también es peruana y le está ocupando un puesto de trabajo a una chilena. No veís que también está contaminando nuestra tierra.
Christofer: Ahora llegó la hora de demostrar, pues compadre. Este es un camino sin retorno.

(el trío se acerca a los obreros y la mujer)

Roberto: (empujando a Bastián) Ya, poh, compadre, ¿querís pertenecer o no?, ¿o no te corre sangre chilena por las venas?
Bastián: (acercándose a un peruano) Me dice la hora por favor…
Pedro: Son las 11 de la noche, paisanito…
Bastián: ¿Cómo que paisanito, hueón?, ¿a quién creís que te estai refiriendo?
Pedro: Discúlpeme joven, yo no quería molestarlo, yo no quería…
Bastián: ¿Qué no querías?, ¿Venir a quitarle la plata a los chilenos, hediondo?
Pedro: No, no, no quiero problemas…
Bastián: (remedándolo) No quiero problemas, no quiero problemas, ya los encontraste, ¿sabís…?

(lo empuja y se van detrás de una pared, seguido por los otros peruanos y los neonazis que pelean. Se escuchan gritos, empujones, golpes…)

(se cierra el telón)

ACTO II

Escena Primera


(en el comedor de la casa de Bastián. Se escucha una música de fondo en la radio)

David: (leyendo el diario) ¿Y Bastián?
Elizabeth: (mientras sirve el desayuno al marido) Está durmiendo, llegó tarde anoche. Parece que estaba estudiando para una prueba en casa de un compañero.
David: (jactancioso) Responsable igual que el padre. Este hijo mío va a llegar muy lejos. Yo creo que va a ser abogado, porque siempre anda preocupado de los derechos de las personas.
Elizabeth: O profesor de historia, porque siempre anda estudiando esas cosas.
David: Chiss, ¿pa’ que se muera de hambre?, un hijo mío tiene que llegar lejos, ¡gerente de algo! Me tinca que va a mandar a muchas personas, porque tiene pasta de líder.
Elizabeth: Tal vez asistente social…, porque se preocupa mucho del trabajo de los chilenos, el otro día le oí que conversaba de esas cosas con un amigo por teléfono.
David: ¿Asistente social?, ¿estas loca?, ¡Gerente! Si su padre manda a doce personas, él como mínimo va a mandar a unos cincuenta o cien.

(la radio emite un comunicado de prensa)

RADIO: Interrumpimos este programa para informar que un ciudadano peruano, residente en Quillota, fue brutalmente golpeado con objetos metálicos, anoche, en la vía pública, por lo que hoy se debate entre la vida y la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital “San Martín”. Junto a él resultaron lesionados, de diversa consideración, otros dos ciudadanos peruanos. Se trata de una mujer, asesora del hogar y un obrero agrícola. Los tres trabajan en la comuna de Quillota. La Gobernación Provincial y la Fiscalía Pública están solicitando una serie de diligencias a la Policía de Investigaciones y Carabineros con el fin de esclarecer el incidente y lograr la captura de los responsables. Es todo desde el sector policial, ¡adelante estudios!

David: ¡Apaga esa cuestión…!, (molesto) ¡que no se pueda desayunar tranquilo hoy en día!
Elizabeth: (apaga la radio) Pobre gente…
David: No los compadezcas tanto, si debe haber sido una pelea de curaos, estos peruanos son tan buenos pa’l trago. Se toman toda la plata… por eso no surgen. Imagínate, salen de su país porque no tienen qué comer, vienen a un país como el nuestro que les brinda posibilidades y ¿qué hacen?, se toman la plata y se ponen a pelear hasta quedar casi muertos…
Bastián: (entrando somnoliento) Hola viejo…, hola mami.
David: ¿Cómo está el orgullo de la casa? ¡Ehh, futuro gerente!…, estuviste estudiando harto anoche, parece…
Bastián: (hace sólo un gesto, como asintiendo).
David: Bueno, bueno, ya se nos hace tarde. El deber nos llama.
Elizabeth: ¿Te pasa algo mijito?
David: Déjalo tranquilo vieja, no ves que está cansado de tanto estudiar. Apúrate que se nos hace tarde y este trámite tenemos que hacerlo los dos. (dirigiéndose a Bastián) Nos vamos a comprar una doble tracción cero kilómetros con tu madre, para que salgamos a pasear y disfrutar toda la familia. Chaoo.
Elizabeth: Chaoo, mijito, ¡cuídese!
Bastián: (tras algunos segundos de silencio) … a disfrutar toda la familia, … claro, siete días al año. Siete días en que se lo pasa durmiendo, mientras mamá aprovecha de carretear en la playa.

(se cierra el telón)

Escena Segunda

(en la misma plaza)

Ángel: Ando raro, como incómodo.
Romina: A lo mejor te estás enfermando.
Ángel: No, no es eso, es algo… raro, ni siquiera sé explicarlo…

(aparecen Bastián, Roberto y Christofer)

Roberto: Mira quienes están en ese asiento.
Bastián: El punk que se nos escapó el otro día.
Christofer: Esta es la ocasión camarada. Ayer, moliste al peruano y hoy te pitilla a esta basura. (Golpeándole la espalda) Vas a cambiar de color los cordones, parece…
Bastián: El líder me felicitó por el castigo al peruano, pero me dijo que había sido tímido, porque no lo castigué fuerte.
Roberto: (moviendo coquetamente sus manos) No te dijo tímido, te dijo que habías tenido “manos de señorita” con el peruano.
Bastián: Pero ahora tendrá que felicitarme con todos los honores.

(se acercan a la pareja)

Ángel: Me gustaría que la sociedad pudiera permitirle a los jóvenes soñar con la libertad y las oportunidades que todos deberían…
Bastián: ¿Cómo estai cabroncito? El otro día te escapaste, pero ahora te pillé (lo empuja).
Ángel: Calma loco, ¿qué te he hecho?
Bastián: ¿A quién venís a tratar de loco?, ¿Te he da’o la confianza? (lo empuja nuevamente)
Ángel: Pero, cálmate poh, viejo…, si yo no te he hecho na’.
Bastián: Cómo que viejo, no vís que tengo 16 años no más. (empujándolo) Defiéndete pu’ hueón, ¿o se te hace?
Ángel: Yo estoy con las manos limpias…
Bastián: Por leso…, (a sus compañeros y riéndose) ¡Cochino y leso me salió este gil! (Saca su cadena con candado y comienza a golpearlo).
(los otros neonazis, sacan un palo de béisbol y golpean a Romina. Bastián tiene en una mano su cadena con candado y saca de su mochila un martillo para golpear a Ángel. Lo golpea varias veces)

Roberto: ¡Ya compadre, déjalo, si ya lo castigaste suficiente! Nosotros a la mina le dimos su merecido. ¡Vámonos, antes que aparezca algún curioso! (se van los tres).

Romina: (incorporándose dificultosamente, gatea hacia su amigo) ¿Ángel?, ¿Angelito? (Al darse cuenta que está muerto comienza a llorar) ¡Noooooo!, ¡noooo!, ¡…te mataron Angelito…! (sollozando lo levanta y lo acerca a su pecho, lo mira, lo acaricia y lo besa en la frente) Angelito…., Angelito….


(se cierra el telón)


Escena Tercera


(De fondo se escucha música. Ocupando tres espacios del escenario están Bastián, Ángel y Romina. Ángel, en el extremo izquierdo del escenario, con su rostro ensangrentado sólo gira lentamente con los brazos abiertos y mirando al cielo. Bastián está sentado al centro del escenario, con sus manos ensangrentadas. Tiene colgando su cadena con el candado ensangrentado y sólo mira al vacío. Romina, al extremo derecho, con sus manos y rostro ensangrentado pinta una tela al óleo, con un solo color. La gente camina, a tientas, entre ellos, en distintas direcciones y con los ojos, boca y oídos vendados.) {Caminan un doctor, un sacerdote, un ejecutivo con maletín, una profesora, una parvularia, una deportista, un obrero, una dueña de casa, entre otros.}

(se cierra el telón)


Escena Cuarta

(Con música de fondo. Dos policías de lentes oscuros llevan detenido a Bastián y cruzan el escenario de lado a lado. Romina, con algunos vendajes, va relatando a un actuario que toma notas en un taco de apuntes, mientras atraviesan el escenario. David y Elizabeth, los padres de Bastián, cruzan llorando y abrazados. Jóvenes punk se instalan en medio del escenario gritando: ¡Justicia, Justicia!, cuando David y Elizabeth cruzan nuevamente, les gritan apuntándoles con los dedos: ¡asesinos, asesinos! hasta hacerlos correr. Un canillita vocea “El Observador” con la noticia de la detención. La gente, aparece gritando: ¡Justicia, justicia!).



ACTO III

Escena Primera

(detrás de unas rejas, madre e hijo sentados)

Bastián: Pero, ¿por qué no me entienden? Yo hice lo que me pidieron. Todos me ignoraban. Deberían estar agradecidos, si nos están quitando el aire. Toda la escoria de la sociedad. Y yo lo único que hice fue limpiar un poco…
Elizabeth: Hijo, ¿por qué no me dijiste?, ¿por qué no hablaste con tu padre?
Bastián: Yo estaba solo… ustedes me habían dejado solo. Yo sólo me uní a la causa y actué como debía actuar, para que muchos se sientan orgullosos. Para que esta sociedad se limpie, porque está llena de inmundicia, y la inmundicia hay que combatirla…
Elizabeth: Oh, hijo, hijo… si pudiera volver el tiempo atrás. ¿Cómo no me di cuenta a tiempo?
Bastián: Pero es que no comprendes, yo hice lo correcto. Debes estar orgullosa. Yo soy un héroe, ¿por qué no me comprendes?, ¿por qué no me quieres comprender?...
Elizabeth: Hijo, yo siempre estaré contigo… (se levanta y se aleja).
Bastián: No, no te vayas mamá, no me dejes nuevamente solo…

(entra su abogado)

Abogado: La testigo ha declarado todo, con lujo de detalles, y este caso se ve muy difícil. Tendremos que alegar que fuiste inducido, que te lavaron el cerebro, que no eres responsable.
Bastián: A mí no me han lavado el cerebro, no ve que soy un héroe… ¡Soy un héroe! Me castigan por limpiar mi patria. Esto es completamente injusto…
Abogado: Si dices eso te podrían dar mínimo unos quince años.
Bastián: Pero, ¿no ve que soy una víctima?, ¿una víctima del sistema?, ¿por qué todo el mundo quiere ahora defender a esas basuras que no le aportan nada al país?
Abogado: …porque tenía derechos…
Bastián: ¿Qué derechos?, ¿qué derechos?, ¿y los derechos de los chilenos que queremos vivir en una patria limpia?
Abogado: Pero es que una patria se construye entre todos…
Bastián: ¿Sabe?, mejor se va, usted no comprende nada…, nada…, están todos locos, todos…

(se cierra el telón)

Escena Segunda

(en el Cementerio)

Romina: Pobre Ángel, perdió su vida cuando no llegaba a los 18 años. Tenía tantas ideas de igualdad, y libertad, y solidaridad… Creía que se podría construir un Chile mejor. Que había que ponerle el hombro entre todos.
Magdalena: Al compadre, parece que le tiraron quince años, sin derecho a salir antes…, al final fue el que perdió.
Romina: No sé, yo creo que aquí muchos hemos perdido. Ya de nada sirve llorar. Perdió Ángel, porque está muerto; perdió él porque está en la cárcel. ¿Cachai, lo que debe ser estar en la cárcel, cuando estai en una edad en que tenís que volar libre?
Magdalena: ¿Vos le estai entrando a tener pena?
Romina: No, no le tengo pena, ni siquiera un poquito de rabia. Tiene que pagar lo que hizo, aunque eso no sea suficiente. También pagará junto a él, su familia, pero también pagaremos nosotros y cada uno de los que se han quedado callados y han permitido que esto suceda.
Magdalena: Al final, se han derramado muchas lágrimas…, todos hemos derramado muchas lágrimas.

(Se cierra el telón)

FIN

Mi segunda obra de teatro escolar

Un día en la vida de los Mayas


Texto: Walton Beltrán Uyevic


Escena 1

(La escenografía representa al lado izquierdo una casa de paja y barro, siguiendo hacia la derecha una plantación de choclos y árboles, tras los cuales se aprecia un templo escalonado y unos cerros. El escenario muestra frente a la casa un fogón, a su lado un telar, una piedra para moler maíz y una carpeta).

RELATOR: Bajo el fuerte sol de la Península del Yucatán, en lo que hoy es Méjico, Guatemala, Honduras, Belice y El Salvador, las pirámides escalonadas y los grandes templos de piedra caliza y jade, se alzaban imponentes por sobre la tupida selva. En los obscuros palacios de estrechas puertas y ventanas, vivían unos pocos sacerdotes y gobernantes. Afuera, la selva mostraba árboles inmensos, como gigantescos centinelas, que rodeaban el lugar. Las modestas chozas de los miles de campesinos bordeaban los centros ceremoniales. A través de sus paredes de palos entretejidos con cañas y barro, se veía el resplandor de la luz rojiza de las brasas. Allí, temprano en la mañana, padre e hijo, vestidos con sus taparrabos, su manta y sus sandalias, salían a trabajar al campo.

HIJO: -Dime padre, ¿estás seguro que esta vez lograremos una buena cosecha?

PADRE: -Eso no lo sabe nadie, hijo, sino los dioses. (Indicando el fondo de la escenografía) Ya han pasado tres temporadas de cosechas pobres y he ofrecido la sangre de mis dedos, de mis orejas y mis mejillas al dios Ah Mun, que nos ofrece el maíz, y al dios Chac, que nos entrega la lluvia.

HIJO: -Y ¿qué haremos, entonces, padre?

PADRE: -Pediremos que, en esta oportunidad, nuestro gobernante ofrezca su sangre.

HIJO: -¿Y si eso no resulta?

PADRE: -(Mostrando su pecho y simulando que se lo abre) Entonces un joven y valiente guerrero o cazador deberá sacrificarse para obtener la benevolencia del dios Ah Mun.

SEMBRADOR: -Mientras tanto, tú deberás seguir cumpliendo con tu deber. Los niños deben ayudar en las milpas a espantar los pájaros y deben ayudar a sembrar el maíz, como lo haces ahora.

HIJO: -Papá me puso las vestimentas hace dos años y ahora puedo ayudarlo para cultivar nuestro alimento.

SEMBRADOR: -Debes evitar que los pájaros se coman los granos. Espantarlos solamente, nunca matarlos, porque son dioses menores.

HIJO: -Sí, porque el gran dios de dioses es Kukulkán, la serpiente emplumada.

SEMBRADOR: -Mañana, según escuché, iremos a quemar la selva para poder sembrar más maíz.

PADRE: -¿Y de qué servirá eso?, lo que nos falta es el favor de Chac, el dios de la lluvia.

SEMBRADOR: -Ya no podemos conseguir ni siquiera buen cacao. Nuestras tierras no son buenas, por eso tenemos que seguir quemando la selva, para conseguir más tierras de cultivo.

HIJO: -¿O sea que cuantas más milpas tengamos, podremos cultivar más maíz?

SEMBRADOR: -Esa es la forma que tenemos para asegurarnos el alimento.



RELATOR: El aleteo de los coloridos pájaros y los chillidos de los monos ya habían anunciado la llegada del sol. Entonces las madres y sus hijas se dedicaban a moler el maíz, limpiar los porotos y darle de comer a los pavos. La madre prepararía el guisado de porotos, tomates y carne de mono o peces, para cuando los hombres regresaran del campo. Otras mujeres tejían mantas y canastos, mientras conversaban.

MUJER 1: -(Mostrando la criatura de brazos) Ayer mi hijo cumplió cinco días de vida y le pusimos las tablas en su frente y en su nuca para embellecerlo. El sacerdote le puso el nombre del día en que nació y su padre le puso el otro nombre, por eso tiene dos nombres.

MUJER 2: -(Apuntándose a los ojos con los dos dedos abiertos) ¿Y los ojos?

MUJER 1: -No, los ojos, todavía no. Tendremos que esperar a que cumpla tres años para colgarle la perla y embellecerlo más aún. Pero, cuéntame tú de tu hija, ¿ya la cubrieron?

MUJER 2: -(Mostrándola a la Mujer 1 y al público) Sí, nuestra hija ya tiene más de tres años. Por eso ya lleva el accesorio rojo que cubre su entrepierna. Es de nácar.

MUJER 1: -La llevará por muchos años…
MUJER 2: -Sí, hasta que lleguen los indicios de que ya se ha convertido en toda una mujer y pueda ser madre como nosotras.

CANASTERA 1: -Esto se está poniendo muy feo, la sequía que nos afecta desde hace unos tres años está afectando nuestros campos.

CANASTERA 2: -Es verdad, ya prácticamente no encontramos la hierba con la que hacer nuestros canastos.

CANASTERA 1: -Los campos cada vez están más pobres, si esto sigue así no habrá para alimentar a toda la gente de la ciudad.

CANASTERA 2: -Tienes razón, de hecho hay muchas personas que ya están yéndose al interior de la selva…

TEJEDORA: -¿Están abandonando las ciudades sagradas?

CANASTERA 1: -Sí, cuentan que en la ciudad de Copán, el pueblo se rebeló, porque su sacerdote, el Señor de Copán no consiguió los favores de los dioses.

TEJEDORA: -Pero, había hecho las ofrendas…

CANASTERA 2: -Por cierto que sí, había derramado su propia sangre y como eso falló se sacrificaron más de 200 prisioneros y hasta jóvenes y vírgenes del pueblo.

MUJER CON LEÑA 1: -Eso fue terrible, el pueblo se levantó contra su señor…

MUJER CON LEÑA 2: Bien hecho, porque su deber era proteger a su pueblo consiguiendo los favores de Kukulkán, la serpiente emplumada.

MUJER 1: -Por suerte en las tierras del Yucatán no hace frío.

MUJER 2: -Pero es una lástima que las lluvias no se dejen caer… nuestros campos están secos.

TEJEDORA: -Eso es triste, y se puede repetir aquí, porque… mírenme a mí, apenas he conseguido un poco de algodón para tejer algo de ropa.

MOLEDORA 1: -Míranos a nosotras, cada vez con menos mazorcas. Cada día tenemos menos para moler.

MOLEDORA 2: -Cada vez hay que caminar más. Las milpas de maíz están cada vez más lejanas.

MOLEDORA 1: -Esta piedra se está quedando muda, cada vez escuchamos menos el ruido seco cuando se rompe el grano para convertirlo en harina.

MOLEDORA 2: -Si no fuera por ello, no podríamos asegurar nuestro alimento durante los meses de invierno.

MOLEDORA 1: -De verdad el maíz está escaseando, así como el ají y el tomate.

MUJER CON LEÑA 1: -Hasta el comercio con otras ciudades ha mermado. Cada vez comerciamos menos.

MUJER CON LEÑA 2: -Ya no tenemos muchas semillas de cacao, ni navajuelas volcánicas.

MUJER CON LEÑA 1: -Ya no nos queda mucho, algo importante habrá que hacer…

RELATOR: (el padre castiga a su hijo a la par de la descripción del relator) Los mayas estaban acostumbrados y preparados para el dolor. Por eso las madres castigaban a sus hijas clavándoles las manos y otras partes del cuerpo con largas espinas de arbustos. Sin embargo, cuando los hijos desobedecían, eran atadas sus manos a la espalda y el padre los tomaba y los ponía sobre el fuego, en donde echaba varios ajíes secos, para que respirara el humo picante que hacía arder sus pulmones y sus ojos. Así, el pequeño se haría cada vez más resistente al dolor y su valentía estaría garantizada. Mientras estos castigos sucedían las madres continuaban sus atareados días.


MUJER 1: -A mí el sacerdote casamentero me encontró marido a los 14 años. Tuve suerte, porque mi esposo es muy considerado.

MUJER 2: -A mí el casamentero me encontró esposo cuando tenía 13 años y también tuve mucha suerte. A tu hijo le quedan muchas fiestas.

MUJER 1: -Sí, la tradición dice que se hará una fiesta cuando deje la teta y pruebe su primer bocado; otra cuando dé sus primeros pasos; otra cuando diga sus primeras palabras y otra cuando reciba su primer corte de cabello.

MUJER 2: -(Haciendo el gesto con su dedo sobre la frente) Hasta que a los tres años le cuelguen una piedrecita que usará durante toda su infancia.

MUJER 1: -Sí, para que se vuelva turnio y sea más bello. El sacerdote se la sacará después.

MUJER 2: -Pero la última fiesta será la de Caputzihil.

MUJER 1: -Ciertamente, Caputzihil indica que los jóvenes y las jovencitas de entre 12 y 14 años ya entran a la vida adulta y se pueden casar.

COCINERA 1: -¿Cómo marcha la preparación de la comida? Espero que bien, porque realmente ha costado conseguir vegetales y frutas.

COCINERA 2: -Verdaderamente, está costando mucho conseguir el alimento. Nuestros dioses nos están dando la espalda, habrá que hacer algo importante.

COCINERA 1: -Ya llevamos tres años de sequía. Nuestros hijos están sufriendo hambre y esto a nosotras las mujeres nos provoca mucho dolor.

COCINERA 2: -Y eso que han sido sacrificados tres de nuestros hijos, lanzándolos a los cenotes.

COCINERA 1: -Sí, se ahogaron para ir al encuentro de los dioses del inframundo y pedirles que no nos perjudiquen.

COCINERA 2: -Eran niños tan saludables.

COCINERA 1: -Sí, ahora son seres especiales. Protectores de nuestras familias y de nuestro pueblo.


RELATOR: Las jovencitas seguirían viviendo con sus padres y madres, aprendiendo y realizando todo tipo de labores de casa. Sin embargo, los varones tenían que salir de casa e irse a vivir a una choza de jóvenes, donde se perfeccionarían en el aprendizaje de algún oficio, así como en los deberes religiosos que habían empezado a aprender desde niños en la casa paterna. Vivirían allí hasta los 20 años, cuando su padre y el sacerdote casamentero le encontraran una esposa. Oraría y ayunaría periódicamente. Aprendería a hacer ofrendas de incienso, animales y comida. También de su propia sangre extraída de sus orejas, dedos y otras partes del cuerpo. Desde niño le habían enseñado a soportar el dolor y el significado del sacrificio.


PADRE: -(Mientras sigue plantando) Yo he ofrecido mi sangre en cada oportunidad en que he sembrado el maíz, pero tengo miedo que las cosechas de esta temporada sean tan malas como las de la temporada pasada.

SEMBRADOR: -(Apuntando hacia un extremo del escenario) Pero, miren quien viene llegado.

Todos: (al unísono, mientras se rinden a sus pies) ¡Es nuestro gobernante!, ¡Larga vida a nuestro gobernante!, ¡Que Kukulkán te proteja!

SEMBRADOR: -Señor, te pedimos que esta vez tú ofrezcas tu sangre para lograr el beneplácito de Ah Mun.

SEÑOR: -No se preocupen, justamente a eso hemos venido. Para ofrecer nuestra sangre en sacrificio. Hemos venido a alimentar a los dioses, y especialmente al dios Ah Mun, señor del maíz.

SACERDOTE: -Ooohhh, Ah Mun, señor del maíz. Míranos. Mira a tus hijos, mira a tus siervos que esperan tu ayuda. (Realiza algunas invocaciones, gesticulando sobre distintos sectores del escenario). (Dirigiéndose al gobernante) –Mi señor, ¿cuál es la sangre que ofrecerás a nuestros dioses? ¿Serán tus dedos, o tus brazos?

SEÑOR: -No, esta vez será la sangre de mis orejas.

SACERDOTE: -(Corta con un cuchillo una de las orejas del Señor, la que comienza a sangrar, recibiendo la sangre en un pocillo de greda. El sacerdote se pone de pie y hecha las cortezas de árbol ensangrentadas del recipiente sobre el fogón) Oh, Ah Mun, recibe esta sangre preciada. Líquido de la vida. ¡Aliméntate y ten fuerzas para hacer germinar el maíz!, Oh, Ah Mun, ¡aliméntanos!


RELATOR: Así transcurría la vida de los mayas, una vida llena de símbolos y sacrificios. Una vida en que se encaraba el dolor hasta las últimas consecuencias, la del sacrificio humano…



Escena 2

(La escenografía muestra un templo de piedra en la cúspide de una pirámide escalonada. A lo lejos se aprecian otras pirámides y los cerros y la selva del Yucatán. En medio del escenario, una mesa de piedra para el sacrificio humano, detrás de la cual se encuentra el sacerdote con sus dos asesores).


RELATOR: -En las piedras de los templos, se había escrito la sabiduría sobre el movimiento de las estrellas y cómo contar los días. Sólo los sacerdotes sabían leer, por lo que tenían gran poder sobre el pueblo y su futuro. De ellos dependía la relación que se tendría con los dioses. Por ello, los sacerdotes eran las figuras principales en los sacrificios humanos, último recurso para encantar a los dioses y encontrar su beneplácito. En estos momentos el pueblo está preocupado por la sequía, y mientras la mitad del pueblo está en el cenote, que es una profunda abertura en la tierra donde asoma un manantial, donde otro sacerdote-serpiente lanzará a un joven para que se ahogue en sus aguas y encontrar el beneplácito del dios de la lluvia, la otra mitad del pueblo observa el sacrificio humano en la cima de la pirámide…


SACERDOTE: -Kukulcán, señor de los cielos y de la luz, soporte del mundo y de todos cuantos vivimos en él, asómate al borde del cielo que sostienen los Bacabes en los cuatro puntos de la tierra. Míranos y ten misericordia de nosotros.

(Entran las sacerdotisas trayendo en sus manos bandejas con ofrendas de flores, frutos, animales e inciensos. Lentamente llegan a la cima de la pirámide)

TODAS:-Señor de los cielos. Kukulkán, recibe nuestras ofrendas. Te las entregamos gustosos y esperamos de ti tu benevolencia. Danos nuestro bienestar.

SACERDOTISA 1: -Mi señor del maíz, Ah Mun, nuestras milpas esperan tu visita. Tu sierva Aremi Pak te ofrece estas maravillosas flores. Te traen el mejor aroma de Tikal.

SACERDOTISA 2: -Ah Mun, aquí está tu sierva Pache Linal, de los huertos maravillosos de Bonampak te he traído estos deliciosos y frescos frutos. Ojalá te alimenten bien.

SACERDOTISA 3: -Mi señor Ah Mun, señor del maíz. Tu sierva, Misel Taoni, te ofrece los aromáticos inciensos que surgen de los jardines y los templos de Chichen Itzá.

TODAS: (Levantando sus ofrendas) –Oh, Ah Mun, recibe estas ofrendas y tennos consideración. Protege a tu pueblo que te ama. Alimenta a tus hijos, alimenta a tu pueblo.

(Las sacerdotisas bajan la pirámide y se retiran, quedándose en tres lugares, junto a los demás miembros del pueblo)

SEÑOR: -Ya he ofrecido la roja y noble sangre que corre por mis venas. Yo, su señor Cobán Pakula, he cumplido de acuerdo a mis posibilidades. Nunca he dejado de entregar las ofrendas a nuestros dioses. Siempre que se ha requerido, mi sangre ha estado dispuesta para ser ofrendada.

SACERDOTE: -Estamos aquí nuevamente para atender tus necesidades. Estamos aquí esta noche, para entregarte el corazón de un valiente. Recíbelo, junto al incienso, aves, frutos y flores que te hemos traído desde distintos lugares de la selva.

ASESOR 1: -Esta vez será el corazón de un noble y valiente cazador.

ASESOR 2: -En estos momentos está llegando, después de subir más de 300 peldaños.

GUERRERO 1: -Hemos tenido el gran honor de acompañar a este noble cazador.

GUERRERO 2: -Él entregará su vida para lograr la buena voluntad de Kukulkán.

GUERRERO 1: -Le dará honor a toda su familia y permitirá que nosotros sigamos viviendo. Por esto yo ya lo considero un héroe.

GUERRERO 2: -Claro, porque ahora estás frente a uno de nosotros que será dentro de poco un dios.

ASESOR 1: -El pueblo está expectante allá abajo. El pueblo espera que nuestros sacrificios rindan sus frutos.

ASESOR 2: -Sí, todos quieren que el sacrificio se realice pronto y que Kukulkán sea benigno con nuestro pueblo.

ASESOR 1: -Este cazador viene subiendo feliz a cumplir su noble misión.

ASESOR 2: -Se reunirá con los dioses, al regalar su sangre a Kukulkán.

(El sacerdote se acerca al borde de la pirámide, alzando su voz)

SACERDOTE: -¡Silencio! ¡Necesitamos respeto para esta ofrenda! El corazón noble de un joven cazador será nuestro regalo a Kukulkán.
(Declamando en el borde de la pirámide al pueblo que está abajo)

CAZADOR: -Estoy feliz en estos momentos. Porque también haré felices a mis padres, los que se sentirán orgullosos del sacrificio de su hijo, para buscar la seguridad de todo el pueblo.

SACERDOTE: -Estarás en la memoria de nuestro pueblo para siempre, y en compañía de Kukulkán para protegernos, serás más que cada uno de nosotros juntos.

CAZADOR: -(Mientras es conducido hasta el altar de sacrificio por dos soldados) -Observo las estrellas del firmamento y éstas me llaman a su encuentro. ¡Qué feliz soy!

SACERDOTE: -(Levantando los brazos y el cuchillo al cielo) Oh, Kukulkán, recibe el corazón noble de este joven y limpio cazador.

ASESORES: -(Se ponen por delante del altar de sacrificio y extienden sus capas) ¡Recíbelo Kukulkán, recíbelo!

CAZADOR: -(lanza un tremendo grito de dolor, mientras se agita su cuerpo, el que es sujetado por los soldados) ¡Aaaahhhhhhhh!

(Los asesores se retiran, dejando ver el cuadro)

SACERDOTE: -(Levantando el corazón del cazador y ofreciéndolo al cielo) Toma, Kukulkán, aliméntate de este corazón noble y puro, bebe su sangre. Aliméntate y protégenos. Haz que mañana se ilumine el día y que los campos entreguen el maíz para alimentarnos (Permanece con los brazos en alto, mientras le escurre la sangre).


RELATOR:- Se ha consumado el sacrificio y el pueblo maya está tranquilo. Se ha hecho lo que se debía hacer y el mundo continuará existiendo tal como es. Para los mayas la Tierra seguirá siendo cargada por un gigantesco monstruo, parecido a un cocodrilo, que flota sobre el agua. La Tierra es plana y tiene cuatro partes. Debajo de ella está el inframundo, donde vive Ah Puch, el dios de la muerte. Los cielos están sostenidos por los Bacabes, que son los dioses de los cuatro puntos cardinales. En medio, el mundo terrestre, el más difícil, donde deben vivir día a día los hijos del hombre de maíz.



(Cierre del telón)

lunes, 18 de enero de 2010

Mi primera obra de teatro escolar

“Viaje al interior de un pequeño mundo”

Autor: Walton Beltrán Uyevic

PERSONAJES:
5 Glóbulos Rojos
1 Neurona
1 Célula Ósea
1 Célula Muscular
1 Célula Pulmonar
1 Célula del Riñón
5 Glóbulos Blancos
3 Virus activos
3 Virus debilitados
5 Plaquetas

--El escenario se encuentra a oscuras. En el centro y al fondo, se ubica un gran corazón, al que entra una gran vena y desde el cual sale una gran arteria. A la izquierda del escenario, en segundo plano, está el cerebro; junto a él, pero en primer plano se ubica el riñón; al centro del escenario, en primer plano, se ubica el pulmón, mientras que a la derecha del escenario, en primer plano, un hueso y en segundo plano, unido al hueso, un músculo. El centro del escenario lo constituyen diversas arterias y venas que comunican todos los órganos, por las cuales se desplazarán los glóbulos rojos y blancos, los virus y las plaquetas.

--El escenario se encuentra a oscuras mientras con una suave música de fondo, se oye la voz del presentador.

PRESENTADOR: “Dentro de nosotros existe un maravilloso mundo formado por millones de personajes que viven, luchan y mueren a cada momento, para dar vida a nuestro organismo que es el cuerpo humano. Muchos dicen que el órgano más importante de nuestro cuerpo es el corazón...”.

--Se ilumina en forma intermitente el corazón, mientras comienza a escucharse cada vez más nítidamente el rítmico palpitar de este órgano.

PRESENTADOR: “Este órgano es en realidad un gran músculo, que tiene como función impulsar por todo nuestro cuerpo la sangre para alimentar a cada una de las células de nuestro organismo, como verán más adelante, la sangre que llega cansada al corazón, sale de éste con nuevas fuerzas para llegar hasta los más recónditos lugares de nuestro cuerpo”.

--Se ilumina el cerebro y una neurona comienza a saludar con gestos y muy contenta a todo el público.

PRESENTADOR: “Otros dicen que el órgano más importante es el cerebro, porque pensamos y así nos diferenciamos de los animales, pero el cerebro sin ayuda de la sangre que le impulsa el corazón no sería nada...”.

--Se ilumina el riñón y una célula del nefrón también saluda al público sacándose su sombrero y secándose el sudor de su frente.

PRESENTADOR: “También dicen por ahí que es muy importante el riñón porque expulsa de nuestro cuerpo todas las toxinas y productos que nos pueden envenenar, formando la orina, pero sin la sangre y sin el cerebro no podría trabajar...”.

--Se ilumina el pulmón y una célula alveolar saluda muy contenta al público.

PRESENTADOR: “Otros dicen que el órgano más importante, pero el más importante, es el pulmón porque nos aporta el oxígeno que necesitamos para existir. Pero el pulmón sin la sangre para transportar el oxígeno y sin el cerebro para regularlo y sin el riñón para expulsar sus toxinas, no sería nada...”.

--Se ilumina el hueso y una célula ósea moviéndose lentamente saluda al público.

PRESENTADOR: “También se dice por ahí que lo más importante de nuestro cuerpo son los huesos porque nos permiten tener forma y no ser como una blanda bolsa de carne. Pero los huesos sin la sangre, y el riñón y los pulmones no serían nada...”.

--Finalmente se ilumina el músculo y una célula muscular también saluda al público.

PRESENTADOR: “Otros dicen que lo más importante son los músculos, porque permiten mover nuestros huesos y nuestro cuerpo. Pero, ¿saben? Cada vez que pienso en esto creo que TODOS LOS ÓRGANOS DE NUESTRO CUERPO SON IMPORTANTES Y POR ELLO DEBEMOS CUIDARLOS Y APRENDER CÓMO FUNCIONAN CADA UNO DE ELLOS”.




ESCENA 1

Sale muy feliz un glóbulo rojo empujando su carrito con Oxígeno y se dirige hacia el cerebro.

GLÓBULO ROJO: ¡Buenos días señora Neurona! ¿Cómo está usted?

NEURONA: ¡Muy bien!, claro que con harto trabajo, porque este es el organismo de un niño de 2° básico que está aprendiendo muchas cosas, por lo que tiene que pensar mucho... y usted, ¿cómo está?

GLÓBULO ROJO: Imagínese, como usted sabe, nosotros somos los más trabajadores del cuerpo, porque transportamos los alimentos para todas las células.

NEURONA: Oiga, oiga, todas las células del cuerpo trabajamos bastante. Cada cual debe cumplir con su papel. Yo, por ejemplo, tengo que pensar mucho...

GLÓBULO ROJO: Y para que pueda seguir pensando, aquí le traigo un poco de oxígeno.

NEURONA: Muchas gracias, pero cuénteme, ¿de dónde sacó este oxígeno?

GLÓBULO ROJO: ¡Ahh! lo que sucede es que venía con mi carro vacío y pasé por el pulmón, así es que lo cargué con un poco de oxígeno y dije: voy a darme una vuelta por el cerebro.

NEURONA: Muchas gracias, nuevamente... Oiga, aproveche y sáqueme de aquí estas toxinas por favor, mire que ya me están mareando.

GLÓBULO ROJO: ¡Ahh! claro, todas las células del cuerpo al trabajar producen toxinas y éstas hay que retirarlas para que no se transformen en veneno.

NEURONA: Si pues, y a mí ya me están mareando.

GLÓBULO ROJO: No se preocupe, yo se las retiro, voy a aprovechar a visitar el riñón, para que las saquemos del cuerpo en forma de orina.

NEURONA: Muchas gracias, don Glóbulo Rojo y para la próxima visita que me haga, tráigame por favor un poquito de magnesio y vitamina B-6, que me está haciendo falta, para pensar mejor...

GLÓBULO ROJO: No se preocupe y cuente con ello... Hasta la próxima...



ESCENA 2

Muy tiesa, una célula ósea comienza a moverse, iniciando el siguiente monólogo, hasta que es molestada por un virus.

CÉLULA ÓSEA: ¡Uy uy uy, que tranquila es mi vida!, yo soy una célula ósea y mi función en el cuerpo es endurecerme para formar parte de los huesos con los que se da forma a este organismo, para ello tengo que comer mucho calcio para llegar a ser tan dura como una roca.

--Un virus se acerca a molestar a la célula ósea, golpeándola con un palo tres veces, para luego retirarse.

CÉLULA ÓSEA: ¡Deja de golpearme, yo no te hago nada, así es que por favor no me molestes!

--Ingresa a escena un Glóbulo Rojo, trayendo un cargamento de calcio.

GLÓBULO ROJO: Buenos días señora célula ósea, ¿cómo está usted?

CÉLULA ÓSEA: Muy bien. Aquí endureciéndome lo más que puedo, pero tengo un pequeño problema, anda por aquí un virus que me está molestando, me golpea y golpea...

--Aparece el virus en escena y lo vuelve a golpear tres veces.

CÉLULA ÓSEA: (Dirigiéndose al virus) Déjate de molestar. (Dirigiéndose al glóbulo rojo) No ve, este es el virus que me anda molestando. Parece que quiere destruirme para alimentarse de mí.

GLÓBULO ROJO: Oiga, debe tener cuidado, mire que ese virus puede provocarle muchas complicaciones a nuestro organismo que esta creciendo...

--Aparece en escena un glóbulo blanco, dándose algunos golpecitos con un palo sobre la palma de su mano abierta y mirando en todas direcciones, en una actitud vigilante.

GLÓBULO BLANCO: ¡Buenos días doña célula ósea!, ¡Don glóbulo rojo! ¿Estará todo normal por aquí?

CÉLULA ÓSEA: ¡Que bueno que aparece por aquí don glóbulo blanco, porque hace rato que me está molestando un virus!, parece que quiere destruirme...

GLÓBULO ROJO: Sí, yo lo vi..., le dio tres golpes en la cabeza...

GLÓBULO BLANCO: Bueno, bueno, me quedaré por aquí vigilando, no se preocupen... (se retira unos metros).

GLÓBULO ROJO: ¿En qué andaba yo? (Dirigiéndose a la Célula Ósea) ¡Ahh, ya me acuerdo!, mire lo que le traje señora célula ósea, un poco de calcio para que siga endureciéndose y forme parte del hueso.

CÉLULA ÓSEA: Muchas gracias, muchas gracias. Oiga, aproveche a llevarse estas toxinas, mire que ya están ocupando mucho espacio y me estoy comenzando a marear, porque como usted sabe...

VIRUS: Ahora sí que te mato, no te escaparás...

CÉLULA ÓSEA: Auxilio, ayúdenme...

GLÓBULO BLANCO: Quieto ahí virus, no podrás destruir a la señora célula ósea, porque yo estoy aquí para defenderla.

VIRUS: No te metas conmigo, que nadie te ha invitado.

CÉLULA ÓSEA: (Pensando para sí) Ojalá gane el glóbulo blanco, porque si no estoy frita...

GLÓBULO BLANCO: Yo soy del equipo de protección del organismo. Nos llaman los anticuerpos y por eso me meto, porque nuestra labor es defender al organismo del ataque de los virus como tú, y las bacterias y todo tipo de gérmenes...

VIRUS: Sí, sí, pero no te metas conmigo, o te puede ir mal también... chiquitín...

GLÓBULO BLANCO: Eso habría que verlo, porque como dice mi abuelita: en la cancha se ven los gallos...

--Comienzan a pelearse y después de varios golpes mutuos, el virus cae derrotado.

CÉLULA ÓSEA: Viva, don glóbulo, yo nunca puse en duda que usted ganaría esta pelea...

GLÓBULO BLANCO: Si pero igual me dejó medio mareado de tantos golpes. Por suerte los anticuerpos somos muchos en el organismo y podemos protegerlos

GLÓBULO ROJO: Bueno, bueno, yo voy a seguir con mi trabajo. (Dirigiéndose a la célula ósea) Yo le voy a llevar estas toxinas al riñón y además, me voy a llevar los restos de este virus, para que lo eliminemos a través de la orina.



ESCENA 3


--Tres virus se encuentran en medio del escenario, viniendo desde diferentes sectores.

VIRUS 1: Hola amigos, ¿Cómo les ha ido?

VIRUS 2: Súper bien, yo he matado a cientos de células y estoy bien gordito.

VIRUS 3: Parece que eres bien virulento tú ¿ehh?

VIRUS 2: Lo que pasa es que tengo que atacarlos porque yo tengo que alimentarme para vivir también, y las células de este organismo son mi alimento.

VIRUS 1: Si pues, yo también me alimento de las células del cuerpo humano.

VIRUS 3: Pero siempre hay que tener cuidado con los anticuerpos. Estamos condenados a vivir escondiéndonos de ellos, porque si se dan cuenta que estamos en cualquier parte del cuerpo nos reconocen y nos matan.

VIRUS 2: Pero son súper tontos porque a veces pasamos por su lado y no nos reconocen...

VIRUS 1: Claro, porque no nos han sorprendido atacando células.

VIRUS 2: Oye, y tú (dirigiéndose al Virus 1) ¿También estas afectado por las toxinas?

VIRUS 1: Claro, como todos, y para no marearme las dejo entre las células de los organismos que ataco y entonces el organismo comienza a sentir dolor y a tener fiebre.

VIRUS 3: Pero así es como los doctores también se dan cuenta que estamos nosotros en el cuerpo y nos ponen inyecciones para atacarnos.

CÉLULA MUSCULAR: ¡Ay, ay, ay! nuevamente nos están poniendo una vacuna paras evitar que nos enfermemos.

VIRUS 3: Oigan, ¿y esos quiénes son?

VIRUS 2: Son virus iguales a nosotros.

VIRUS 1: No, no son iguales, porque estos están debilitados artificialmente.

VIRUS 3: Los debilitan en un laboratorio y con ellos forman lo que llaman una vacuna.

VIRUS 2: ¿Y para qué hacen eso?

VIRUS 3: Para que los glóbulos blancos los descubran con más facilidad y entonces los dejan fichados y como son iguales a nosotros, después donde nos ven los glóbulos blancos nos persiguen en forma inmediata.

VIRUS 2: Si, no nos dejan en paz... Y lo peor de todo es que nos matan en forma inmediata.

VIRUS 1: Bueno... bueno... basta de conversaciones, a mí ya me dio un poquitín de hambre, así es que me voy a ir por ahí, para atacar algunas células.

VIRUS 2: Yo también me voy por ahí...

VIRUS 3: Te acompaño, te acompaño...


ESCENA 4

--Un glóbulo rojo llega con su carrito hasta un músculo y dialoga con una célula muscular, mientras ésta no deja de estirar y encogerse.

GLÓBULO ROJO: La vida suya doña célula muscular, se lo pasa estirando y encogiéndose...

CÉLULA MUSCULAR: Así es, pues, porque yo soy la encargada de mover el cuerpo, gracias a que nosotros los músculos estamos unidos a los huesos por medio de los tendones.

GLÓBULO ROJO: Es decir, ahora tiene harto trabajo...

CÉLULA MUSCULAR: Claro, porque este organismo es de un niño de 2º básico y además que está creciendo, es súper inquieto y se pasa gran parte del día moviendo.

GLÓBULO ROJO: Y además es alumno del Colegio Tierra del Fuego y los miércoles tiene tres horas de Educación Física con la tía Mané...

CÉLULA MUSCULAR: Por lo tanto tengo bastante trabajo y necesito mucho potasio y oxígeno para no cansarme...

GLÓBULO ROJO: Justamente aquí le traigo unos miligramos de potasio y de otros minerales.

CÉLULA MUSCULAR: Gracias, gracias, y aproveche a retirarme estas toxinas...

GLÓBULO ROJO: Le apuesto que se está mareando...

CÉLULA MUSCULAR: Sí, pues, justamente. Es una suerte que nuestro amigo, el riñón, convierta todas las toxinas en orina y así se puedan eliminar de nuestro organismo...

GLÓBULO ROJO: Se imagina si no pudiésemos eliminar las toxinas de nuestro cuerpo...

CÉLULA MUSCULAR: Claro, terminaríamos todos envenenados... Hasta la próxima, pues, don glóbulo rojo.

GLÓBULO ROJO: Hasta la próxima... Ahora me voy derechito a donde nuestro amigo el riñón, no vaya a ser cosa que me comience a marear con estas toxinas.



ESCENA 5

--El mismo glóbulo rojo que viene del músculo, llega con su carro con toxinas hasta el riñón, encontrándose con otro glóbulo rojo que proviene desde el cerebro.

GLÓBULO ROJO 1: ¿Cómo está colega, cómo le ha ido?

GLÓBULO ROJO 2: Aquí pues, trabajando. Oiga colega... ¿le cuento?, este organismo es de un niño de 2° básico y puchas que está aprendiendo hartas cosas. Yo vengo llegando del cerebro y as neuronas tienen bastante trabajo, este organismo está pensando mucho, mucho...

CÉLULA DEL RIÑÓN: Rapidito, rapidito, mire que yo no tengo mucho tiempo que perder. Aquí se viene a trabajar y no a conversar...

GLÓBULO ROJO 1: No le ponga tanto, doña célula del riñón...

CÉLULA DEL RIÑÓN: No, si no es que le ponga. Lo que pasa es que yo no tengo un minuto de descanso. Soy como el corazón. Me paso toda la vida trabajando para eliminar las toxinas del organismo.

GLÓBULO ROJO 2: Oiga, nosotros también nos pasamos toda la vida trabajando...

GLÓBULO ROJO 1: Y lo hacemos calladitos y sin reclamarle a nadie.

CÉLULA DEL RIÑÓN: Pero se imaginan si yo me tomara un descanso. A este organismo tendrían que hacerle una diálisis...

GLÓBULO ROJO 2: Perdone mi ignorancia, pero ¿Qué es una diálisis?

CÉLULA DEL RIÑÓN: Sepa usted, don Glóbulo Rojo, que si yo hiciera una huelga, para que este organismo no se envenenara, tendrían que hacer una diálisis y ésta se hace con una máquina que filtra la sangre, para sacarle todas las toxinas a ustedes los glóbulos rojos y así el cuerpo queda limpio de toxinas.

GLÓBULO ROJO 1: ¿Y eso es muy complicado?

CÉLULA DEL RIÑÓN: Claro, no ve que al organismo le sacan la sangre, la pasan por una máquina donde la limpian y después le vuelven a inyectar la sangre. Esto hay que hacerlo cada dos días, por lo que el organismo tiene que concurrir al hospital y permanecer por más de dos horas conectado a la máquina...

GLÓBULO ROJO 2: (Dirigiéndose al otro glóbulo rojo) Mejor le entregamos las toxinas y la dejamos trabajar. Es mucho mejor que este organismo elimine las toxinas por medio del riñón y no tenga que hacerse una diálisis.

GLÓBULO ROJO 1 Y 2: (Al unísono) Aquí le dejamos las toxinas. Nos vemos... que le vaya bien.



ESCENA 6

--Un grupo de glóbulos rojos observan pasar a un grupo de plaquetas.

GLÓBULO ROJO: ¿Oigan y ustedes quienes son?

PLAQUETA 1: Nosotros somos las plaquetas y nuestra función es tapar cualquier orificio del cuerpo por donde pueda escaparse la sangre del organismo.

GLÓBULO ROJO: O sea que su función es bien importante...

PLAQUETA: Nosotros creemos que sí, porque andamos en la sangre y cada vez que hay una herida por la que se están perdiendo ustedes, los glóbulos rojos y blancos, nosotros somos los encargados de ponernos uno al lado del otro, de tal modo que taponeamos el orificio formando un coágulo.

GLÓBULO ROJO: ¿Y ahora para donde van?

PLAQUETA: Nos vamos corriendo a coagular una herida que este organismo se hizo en la rodilla, jugando en el recreo.

GLÓBULO ROJO: ¿Y por qué van tan rápido?

PLAQUETA: Porque ya se han perdido cientos de sus colegas, pues, y también glóbulos blancos, que son necesarios para el organismo, pues, así es que... con permiso... (se van todos en bloque).


ESCENA 7

--Todos los órganos presencian la imprevista llegada de varios virus que comienzan atacar el pulmón, golpeando permanentemente a una célula pulmonar, que clama por ayuda.

CÉLULA PULMONAR: Ayuuuuuuda, ayuuuuuda, por favor, me están atacando.

NEURONA: Parece que una bronconeumonía va a afectar a este organismo, pueda ser que los anticuerpos actúen rápido, porque si no vamos a estar todos enfermos, porque una bronconeumonía nos deprime a todos los órganos.

CÉLULA ÓSEA: Pero, ¿los anticuerpos los identificarán como virus que están afectando al pulmón?

CÉLULA MUSCULAR: Claro, no ve que nos pusieron una vacuna con estos mismos virus debilitados. Yo me acuerdo clarito, porque yo recibí el pinchazo de la vacuna...

CÉLULA PULMONAR: Ayuuuuuuda, ayuuuuuuda, rááááááápido que me estááááán atacando.

CÉLULA ÓSEA: Oigan, que se demoran los glóbulos blancos, ya se están pareciendo a los policías de las películas, que siempre llegan cuando las víctimas han detenido a los delincuentes.

CÉLULA PULMONAR: (Tosiendo) Cof, cof... ya estoy débil, me cuesta sacarle el dióxido de carbono a la sangre...

NEURONA: ¿Qué dijo?, ¿Que le saca dióxido de carbono a la sangre?, ¿y eso que es?

CÉLULA DEL RIÑÓN: Lo que pasa es que así como yo elimino las toxinas de las células que me traen los glóbulos rojos, así también las células del pulmón eliminan el dióxido de carbono, que es el oxígeno que queda enrarecido después que es utilizado por las células de todo el cuerpo.
CÉLULA DEL PULMÓN: Auxiiiilio, ayuuuuuda, ya no doy más, necesito ayuuuuda.

GLÓBULOS BLANCOS: (Al unísono) No se preocupen ya llegamos... aquí estamos para proteger a las células del pulmón...

VIRUS: Llegaron los anticuerpos, esta cuestión se puso color de hormiga...

GLÓBULO BLANCO 1: (Uno que parece ser el jefe) Comiencen a pegar fuerte desde un primer momento, no hay que confiarse de los virus, porque son muy traicioneros. A veces intentan camuflarse y confundirnos...

GLÓBULO BLANCO 2: Pero por suerte cuando a este organismo le pusieron una vacuna, pudimos conocer a los virus debilitados.

GLÓBULO BLANCO 1: Bueno, en esa oportunidad aprovechamos a ficharlos a todos y por eso ahora estamos en situación de reconocerlos de inmediato.

--Se inicia la pelea entre virus y glóbulos blancos.

VIRUS: Toma, toma... Ay, ay.

GLÓBULO BLANCO: Toma, qué te has imaginado, venir a atacar a nuestro pulmón.

VIRUS: Ay, ay, nunca más, nunca más. Ay, no más, no más, ya no pue... (Muere)

OTRO VIRUS: Piedad, piedad, pieeeeee... (Muere)

GLÓBULO BLANCO: (Al cabo de un rato de pelea) Hemos triunfado, una vez más hemos triunfado... Tenemos que lamentar la pérdida de algunos glóbulos blancos, pero por suerte para nuestro organismo, todos los virus fueron aniquilados...

GLÓBULOS ROJOS: (Al unísono) Con permiiiiiisoooo, llegó el equipo de limpieza... (y comienzan a retirar los restos de los virus que han muerto).

NEURONA: Que bueno que los virus fueron controlados, ahora podré volver a mis quehaceres y comenzar a pensar de nuevo...

CÉLULA MUSCULAR: Y yo me voy a llenar de vigor para seguir moviéndome, qué felicidad...

CÉLULA ÓSEA: Y yo voy a poder seguir endureciéndome...

CÉLULA DEL RIÑÓN: Y yo voy a poder seguir realizando mi tarea de eliminar las toxinas del cuerpo...

CÉLULA DEL PULMÓN: Porque cuando nuestro organismo se deshace de los virus...

TODOS AL UNÍSONO: Todos volvemos a ser felices...

--Cada uno de los órganos, células y glóbulos salen a escena a realizar sus rutinarias actividades, mientras la música comienza a disminuir su volumen y el escenario queda a oscuras.

(Cierre de Telón)

--FIN--