martes, 23 de febrero de 2010

Mi quinta obra de teatro escolar

Algo muy grave va a suceder en este pueblo

(Adaptación del cuento homónimo de Gabriel García Márquez)


Acto I
Escena I


(El escenario muestra a la derecha, en primer plano, el comedor de una modesta casa de pueblo, donde Doña María prepara el desayuno. En segundo plano hacia la izquierda, se ven los frontis de un salón de pool y una carnicería, entre otros locales comerciales).

DOÑA MARÍA: Ay, niños, apúrense, si no quieren llegar tarde. Ya son más de las 8 de la mañana.

(Dámaso y Paula ingresan apurados al comedor y toman asiento para desayunar. Después de sentarse y beber un poco de café.)

PAULA: Pero, ¿qué pasa, Madre? Tienes una cara horrible, parece que no hubieras pegado los ojos en toda la noche.

DÁMASO: Es verdad, mami, ¿estás enferma?

DOÑA MARÍA: No sé, he dormido muy mal y he amanecido con el presentimiento de que algo horrible, algo muy grave va a suceder en este pueblo.

(Los hijos ríen al unísono)

DÁMASO: Pero mamá, eso que acabas de decir parecen cuentos de vieja.

DOÑA MARÍA: ¡No te rías así. Insolente!, Mira que realmente estoy asustada, porque lo que he presentido, lo he sentido muy fuerte aquí en mi pecho.

PAULA: ¿Y no te ha dejado dormir?, ¿Tanto así?

DOÑA MARÍA: Así como lo oyes.

DÁMASO: (Levantándose de su silla) Pucha, mamá, cuídate no más, porque realmente tienes cara de enferma.

DOÑA MARÍA: Es tan fuerte este presentimiento que tengo. Pareciera ser una certeza. Pareciera que ya viví esto, pero no sé realmente qué es lo que le va a ocurrir a este pueblo. He intentado quedarme dormida para encontrar la respuesta en el sueño, pero nada… No logro recordar nada… bueno, pero vayan…, vayan a sus deberes.

PAULA: (Dándole un beso en la mejilla) Pucha, mamá, me dejas más que preocupada. (Se aleja) ¡Qué te mejores!

(Los hijos salen…)


Escena 2

(Frente a los frontis de varios locales comerciales, entre los que se aprecia un salón de pool y una carnicería. Cuatro amigos conversan a la salida del salón de pool)

AMIGO 1: (Ríe y hace girar en el aire una moneda) Todavía no sé cómo pude ganarle esta moneda a Dámaso.

AMIGO 2: Sí, oh. Echar esas bolas en carambola era sencillísimo.

AMIGO 3: Es verdad. Hasta yo, que tengo tan mal “punto e’ bola” lo hubiera podido hacer… (ríe)… si era cuestión de soplar y caían las dos bolas… (preguntándole a Dámaso) Pero ¿qué te pasó?, ¡cuenta! si era cuestión de soplar… (ríe).

DÁMASO: Es cierto, pero… lo que pasa es que me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana, sobre algo grave que va a suceder en este pueblo.

AMIGO 2: ¿qué te dijo?

DÁMASO: Me dijo que algo grave va a suceder en este pueblo…, pero me lo dijo con tal convicción que hasta me asusté.

AMIGO 3: Pero, ¿te dijo qué tipo de cosas van a suceder?

DÁMASO: No, solamente que es algo muy grave.

AMIGO 1: Oigan, chiquillos, ahí viene mi mamá.

DÁMASO: (Con cara de preocupación) ¡Buenos días señora Emilia!

EMILIA: ¡Buenos días, niños! (a su hijo) Oye, ¿y qué le pasa a tu amigo, que tiene esa carita?

AMIGO 1: Naaa…. ¿sabes, mamá?, le gané esta moneda a Dámaso, porque es un tonto.

EMILIA: ¿Y por qué un tonto?

AMIGO 1: Naaa… porque no pudo hacer una carambola sencillísima, estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy preocupada porque algo muy grave va a suceder en este pueblo…

EMILIA: Oye, no te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen. (Mira su reloj pulsera y exclama). ¡Pero qué tarde se ha hecho… y aún no he comprado la carne para el almuerzo! (Camina hacia el carnicero que limpia el frontis de su local con un plumero).

CARNICERO: (Muy galante y atento) ¡Caseriiitaaa, dieciocho los ojos que la ven! ¿En qué me la puedo servírmela?

EMILIA: (Avergonzada y coqueta) Ay, usted que es pesado, Don Rolo. Oiga, antes que vaya a escucharlo su señora, véndame un kilo de carne, será mejor…

CARNICERO: ¿Pa’ la cacerola, caserita? (Entra en su local. Le hace un gesto con la mano invitándola a entrar). Pase no más, si no la voy a morderla.

EMILIA: (Quien se queda afuera de la puerta) Aquí afuerita no más, don Rolo, mire que usted es medio frescolín.

CARNICERO: ¿Un kilo, me dijo, caserita?

EMILIA: Si pues, don Rolo… (lo piensa un poco, rascándose la cabeza y mirando hacia atrás, donde conversan los muchachos) No, ¿sabe? Mejor véndame dos kilos, mire que andan diciendo que algo malo va a suceder en este pueblo y es mejor estar preparada…

CARNICERO: (Saliendo de su local y entregándole el paquete) Ya, caserita. ¿Cuándo voy a tener la dicha de verla nuevamente?

EMILIA: Quién sabe, pues, Don Rolo…, como las malas lenguas andan diciendo que van a suceder cosas graves. (Despidiéndose con la mano) Una nunca sabe...
(Se va, pasando a buscar a su hijo a quien le hace un gesto para que se acerque).

(Llega una nueva dueña de casa y coquetea con Don Rolo, quien se queda en la puerta de su local)

AMIGO 1: (A regañadientes) Pero, mamaaaá, si ya estudié para la prueba… (sale de escena).

AMIGO 3: Este es más mamón…

DÁMASO: ¿No crees que, solamente, su madre está tratando de enseñarle a tener responsabilidad?

AMIGO 2: Bueno chiquillos, yo me voy… (mirando a Dámaso y hablando con ironía) como van a ocurrir cosas terribles… (se va riendo).

DÁMASO: (Persiguiéndolo, sale de escena) A ver si te pillo….

CARNICERO: (Ingresando a su local, habla desde la puerta) Oiga, caserita, mejor lleve tres kilos. Mire que hasta aquí está llegando la gente y diciendo que algo malo va a suceder en este pueblo. En serio, oiga, ya se están preparando y comprando todo tipo de cosas.

CLIENTA: Mire, yo tengo cinco hijos, así es que, mejor, véndame seis kilos de carne.

CARNICERO: En seguida mi dama. (Entra y grita cantadito, desde el interior) Salen seis kilos de carneeee…

(La clienta mira para todos lados, con preocupación. Cuando sale Don Rolo, toma el paquete bajo el brazo y se despide).

CLIENTA: Ya, pues, Don Rolo, me voy rapidito, no vaya a ser cosa que lo malo que va a suceder me pille en la calle. (Sale)

(Cierre de telón)



Acto II
Escena 1

(En torno a la plaza central del pueblo la gente camina como asustada, temiendo que algo raro ocurra de un momento a otro).

VECINO 1: (Asombrado) ¡Seis vacas…, seis vacas mató Don Rolo en dos días!

VECINO 2: Es que la gente está preparándose porque algo malo va a ocurrir en este pueblo…, (tratando de convencer)¡si la gente no es tonta!

VECINO 1: Es verdad, todo el mundo anda comprando carne de sobra y acapara todo tipo de alimentos, porque dicen que algo malo va a ocurrir en este pueblo.

VECINO 2: (Agitando un diario para darse viento) Oiga, vecino, ¿se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

VECINO 1: ¡Pero si en este pueblo y en verano siempre ha hecho calor!

VECINO 2: (Contrariado) ¿Así como este calor?..., (decepcionado) vecino…, ¿En qué mundo vive, usted? Un calor como este no lo habíamos sentido nunca…

VECINO 1: Pero si son las dos de la tarde y a esta hora siempre ha hecho calor…

VECINO 2: No, vecino, nunca tanto calor como ahora.

(Ingresa otro vecino desde un extremo)

VECINO 3: (Haciendo gestos con la mano para que se acerquen) Oigan, miren, hay un pajarito en medio de la Plaza.

(Se acercan otros vecinos, el grupo es cada vez más numeroso. Poco a poco aprueban lo que dice el Vecino 3, encontrándole la razón)

VECINO 1: Oye, pero ¿qué pasa? Si siempre han bajado a la plaza los pajaritos…

VECINO 2: Sí, pero nunca a esta hora…

(Los vecinos comienzan a intercambiar opiniones a viva voz. Algunos gritan, diciendo que algo malo va a suceder en este pueblo. Otros dicen que tienen ganas de largarse, pero que para eso hay que ser muy valiente)

VECINO 3: Oigan, todos están desesperados por irse, pero hay que ser muy valiente para hacerlo y dejar todo abandonado atrás.

VECINO 2: (avergonzado) Es verdad…

VECINO 3: No sé ustedes, pero yo sí soy macho… Yo me voy, el peligro ya es inminente. (Se da media vuelta y se va)

VECINO 1: Pero éste está tonto, ¿cómo va a abandonar todo lo que le ha costado tener?

VECINO 2: ¿Pero es que no lo entiende?... si algo malo va a ocurrir en este pueblo y cuando eso ocurra yo tampoco voy a estar. Yo también me voy con mi familia.

(Otros vecinos con voces a favor y en contra de la partida, hablan y gesticulan, convenciéndose de irse y quedarse a viva voz).

VECINO 1: Miren, Ño Juan está subiendo los muebles a su carreta.

VECINO 2: Y a sus hijos y su señora…

VECINO 1: Hasta sus animalitos los está amarrando a la carreta.

VECINO 2: Y se va no más…

(La gente –mirando hacia el público- sigue con la mirada a un supuesto vecino que se va del pueblo. Algunos se despiden a lo lejos)

VECINO 2: Pues, si este se atreve, yo también me atrevo.

(Se escuchan algunas voces que dicen: “Y yo”, “Yo también”, “Igual nosotros”, “Yo también”, etc…)(Entran y salen de escena llevando bolsos, muebles, maderas, balde, algunos animales, diciendo frases y oraciones relacionadas con el viaje y la partida desde el pueblo, etc.)

VECINO 2: (Dirigiéndose a un borde del escenario con una antorcha encendida en la mano) Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa (lanza la antorcha fuera del escenario. Inmediatamente comienza a verse luces coloradas simulando el incendio de la casa).

VECINO 4: (Caminando hacia el otro borde del escenario con una antorcha en la mano) Yo tampoco quiero que la mala suerte se apodere de lo que tanto me costó tener (lanza la antorcha y comienzan a verse resplandores colorados. Queda contemplando un rato el incendio y luego cubriéndose la cara, retrocede).

VECINO 1: Por Dios, otros también están quemando sus casas. Esta es una locura (se toma la cabeza con ambas manos y sale corriendo).

(El escenario se ilumina con resplandores rojos y amarillos por doquier durante algunos segundos al son de una música trágica. El pueblo cruza de lado a lado del escenario llevando sus enseres. Todos caminan abatidos, lentos y cabeza gacha)

DOÑA MARÍA: No ven, yo decía que algo grave iba a suceder en este pueblo, pero todos ustedes decían que estaba loca…


FIN
Cierre de Telón